Una joven sufre un ataque de ansiedad ante una tienda de lujo: "Pido para un Chanel"

  • Una joven monta una escena en la calle Ortega y Gasset porque quiere comprarse unos zapatos y no tiene dinero.
  • "Por favor, todas mis amigas tienen ese modelo, ¡Lo necesito!", le suplica a una mujer que lleva un abrigo de pieles.
  • Algunos viandantes sonríen, la mayoría mira para otro lado y una chica se acerca a preguntarle qué le pasa. Efectivamente, algo le ocurre...

14.15 horas. Calle Ortega y Gasset de Madrid. Una joven guapa y elegante se para en el escaparate de la tienda Chanel. Mira con deseo unos zapatos. De repente, se pone a llorar de impotencia. Quiere comprárselos, pero su marido le ha cortado el acceso a la tarjeta de crédito.

Enfundada en un vestido ajustado negro y unas botas de tacón, recorre la calle de arriba a abajo parando a los viandantes. Solloza; se le corre el rímel. Intenta convencerles de que le den una ayuda para los zapatos ("un euro, dos, tres... lo que tenga, señor"). La gente pasa de largo, sin apenas escuchar sus razones. Da un taconazo. Llora sin consuelo. "Por favor, señora, todas mis amigas tienen ese modelo, ¡Lo necesito!", le suplica a una mujer embutida en un abrigo de pieles. Un segundo después, se esconde tras unas gafas enormes, muerta de vergüenza: "¡Qué estoy haciendo! ¡Qué estoy haciendo!", murmura para sí misma.

Saca la barra de labios de su bolso Louis Vuitton y escribe en un cartón: "Pido para un Chanel".

"No está bien de la cabeza"

Una anciana, recién salida de la peluquería, acaba de pasar a su lado. Tampoco le ha dado limosna, pero se queda observando a lo lejos: "Pobrecilla", dice, "esa muchacha no está bien de la cabeza". "Pues a mí no me da ninguna pena", le replica una chica que lleva un rato mirando la escena. "¿No te has dado cuenta? Eso es una campaña de márketing", dice mientras sigue su camino.

La joven, desesperada por hacerse con los zapatos, sigue a lo suyo. Extiende su fular en el suelo y se arrodilla junto al cartel improvisado. Algunos viandantes sonríen, la mayoría mira para otro lado. Sólo una chica joven se acerca a preguntarle qué le pasa.

La joven, intentando convencer a un viandante para que le dé una lismona para comprar los zapatos.

"¡Egoístas! ¡Sois todos unos egoístas!", grita. "Sólo quiero un poco de dinero de uno y otro poco de otro", berrea.

El siguiente en pasar en un hombre de unos 50 años. Consigue retenerlo durante casi 10 minutos. Por un momento, parece que va a entrar en la tienda con ella y le va a comprar los zapatos, pero en realidad le está diciendo que no son un bien de primera necesidad y que, si no tiene dinero, él la invita a comer.

"Que se aguante"

"Pues si no se puede permitir un Chanel, que se aguante", le dice, con aire chulesco, una señora rechoncha a su acompañante. "Esto es una cámara oculta, seguro", comenta otra. "¿Pobre? ¿Dices que pobre? ¡Pero si está pidiendo para un Chanel!", increpa un ejecutivo con traje italiano, pelo engominado y maletín de piel. "Pues si mi marido me deja sin tarjeta, me corto las venas", dice totalmente en serio una mujer de cuarenta y pocos.

Un hombre trajeado camina sin levantar la vista del periódico. La joven le corta el paso y él da un bote, asustado. Hablan durante unos minutos. Al final, le extiende una tarjeta de visita. Es abogado. "Lo vas a necesitar", le dice, y continúa caminando. Otro pasea a un perro. La chica le para y empiezan a hablar. De repente, él le pone en la mano la correa del perro y echa a correr. La chica le persigue como una loca. Eso sí que no se lo esperaba... El dueño del animal aguarda a la vuelta de la esquina con una sonrisa de oreja a oreja: "He visto las cámaras". Es hora de parar el show. Ha durado media hora. Y en el bolsillo, la chica tiene un euro para unos zapatos de Chanel.

Adicción enfermiza a las compras

La joven de los zapatos es en realidad una actriz (Blanca Berdejo). Y la escena que ha montado en pleno barrio de Salamanca, una performance ideada por la artista Yolanda Domínguez. El objetivo, "meditar sobre una característica concreta de la mujer actual: la adicción enfermiza a las compras".

No es la primera acción que la artista realiza en Madrid. El pasado mes de octubre pegó en las paredes de la capital un cartel con un peculiar reclamo: "Chica con buena presencia se ofrece para lucir sonrisa y aguantar humillaciones".

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