Los valles de Liébana producen unas cebollas excepcionales, según un estudio del CIFA

Destaca su sabor suave, perfumado y muy agradable, debido a la climatología y las características del terreno de la zona

Las características climatológicas de los valles de Liébana, unido a unos suelos sueltos, arenosos y calizos con incorporaciones orgánicas y aportaciones minerales de nitrógeno, fósforo, potasa y magnesio hace que se produzcan en la zona unos bulbos de cebolla "excepcionales", con desarrollos equilibrados procedentes de estos terrenos de aluviones y que adquieran un sabor suave, perfumado y muy agradable.

Así lo constata un estudio sobre la cebolla lebaniega, realizado por el Centro de Investigación y Formación Agrarias (CIFA), y recogido por Europa Press.

El estudio destaca la importancia de no repetir este cultivo en el mismo suelo en un plazo inferior a tres años, aunque reconoce que esto es más difícil ya que el terreno útil es muy limitado, pero indica que los mejores resultados se obtienen cuando se establecen en terrenos no utilizados anteriormente para la cebolla.

Asimismo advierte que esta planta es muy sensible al exceso de humedad, pues los cambios bruscos pueden ocasionar el agrietamiento de los bulbos.

El informe destaca que en todos los valles de Liébana se cultiva esta "extraordinaria" cebolla roja, si bien son las localidades de Esanas y San Pedro Bedoya, en el valle de Cillorigo, las pioneras y las que han dado nombre a este bulbo, especialmente el barrio y las huertas de San Pedro Bedoya.

También se cultiva en los diferentes valles como los de Camaleño, y dentro de este municipio, Mieses y Turieno son lugares representativos, así como en las huertas que existen en la Vega de Liébana, Pesaguero e incluso Tresviso, sin olvidar las huertas que hay en los aledaños de Potes.

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