Según la calificación del ministerio público, a la que tuvo acceso Europa Press, en agosto de 2007, una semana después de terminar la relación, el procesado se personó en el domicilio de los padres de ella, a los que nunca había visto, para preguntarles insistentemente si eran ellos los responsables de la ruptura.

Asimismo, "furioso y con el ánimo de humillarla", facilitó el número de teléfono de la mujer a distintos vecinos de Priego de Córdoba, donde ella vivía, haciéndoles creer que era una prostituta, por lo que durante todo el mes de septiembre estuvo recibiendo llamadas solicitándole prácticas sexuales.

Además, desde la ruptura, el acusado constantemente le envió cartas en las que le decía que ella le había sido siempre infiel, por lo que también, con el ánimo de humillarla, a finales de 2007 colocó en distintos lugares del municipio varios carteles en los que le insultaba y aparecía su número de móvil.

Por estos hechos, que serán juzgados el próximo día 1 de febrero, el fiscal pide además la prohibición del acusado de entrar en la localidad de Priego de Córdoba.