Shirin Ebadi: "Ahmadineyad no representa a los persas ni Berlusconi a los italianos"

  • Shirin Ebad recorre el mundo defendiendo los derechos humanos y denunciando las injusticias que se comenten en su país, Irán.
  • Shirin Ebadi recibió el premio Nobel de la Paz en 2003.
Shirin Ebadi fue, con 22 años, la primera juez de Irán. Tras la revolución islámica perdió su cargo. Ahora es abogada y una firme opositora a Ahmadineyad.
Shirin Ebadi fue, con 22 años, la primera juez de Irán. Tras la revolución islámica perdió su cargo. Ahora es abogada y una firme opositora a Ahmadineyad.
Jorge París
Shirin Ebadi fue, con 22 años, la primera juez de Irán. Tras la revolución islámica perdió su cargo. Ahora es abogada y una firme opositora a Ahmadineyad.

Shirin Ebadi recorre el mundo recabando apoyos y haciendo oír la voz de los opositores al régimen de los ayatolás. Pero también defendiendo los derechos humanos allí donde no se respetan. En Madrid, invitada por el Consejo General de la Abogacía, repasó las injustas leyes iraníes.

¿Qué discriminaciones hay en la legislación de su país?

El Gobierno firma los convenios internacionales, incluidos los de derechos humanos, y se compromete a aplicarlos. Pero son incompatibles con las leyes internas. Por ejemplo, hay una discriminación contra la mujer, que vale la mitad que un hombre (para indemnizaciones o al testificar en un juicio) y una discriminación religiosa (las penas son distintas según la confesión).

¿Cómo puede cambiar la situación?

Cualquier cambio tiene que hacerse internamente. Necesitamos el apoyo internacional, que en las negociaciones con Irán no se hable sólo del tema nuclear, sino también de derechos humanos, pero no una intervención o una sanción militar. Y que el mundo se entere de lo que pasa allí.

¿Su papel es contarlo?

Yo volveré a Irán cuando quiera. No he hecho nada contra la ley para tener miedo. La cuestión es dónde puedo ser más útil. Mis compañeros me dicen que con las relaciones internacionales que tengo seré más útil si me quedo fuera y cuento lo que pasa.

¿También lo de otros países?

Los derechos humanos son universales. Y, por tanto, una persona que lucha por los derechos humanos no puede pensar sólo en su país. Cuando recibí el Nobel, en mi discurso hablé de Guantánamo.

¿Occidente perdió entonces autoridad moral para hablar de derechos humanos?

No lo creo. Yo diferencio entre la gente de un país y sus gobiernos. Ahmadineyad no representa a la sociedad persa ni Berlusconi a la italiana.

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