Declarada Fiesta de Interés Turístico Regional la celebración de 'La Endiablada' en Almonacid del Marquesado (Cuenca)

La consejera de Cultura, Turismo y Artesanía, Soledad Herrero, comunicó hoy al alcalde de Almonacid del Marquesado (Cuenca), Álvaro Martínez, que el Gobierno de Castilla-La Mancha ha declarado como Fiesta de Interés Turístico Regional la celebración de 'La Endiablada' en la localidad conquense.

En este sentido, la consejera le transmitió la felicitación del Gobierno regional a todos los vecinos de este municipio, que el próximo 1 de febrero volverán a dar comienzo a esta festividad de origen desconocido y cuyo legado se ha ido transmitiendo de una generación a otra, informó la Junta en nota de prensa.

Herrero destacó "la importancia de conservar nuestras tradiciones, que son también parte de nuestra esencia e identidad como castellano-manchegos". A este respecto, la consejera valoró la gran participación por parte de los vecinos, lo que la convierte en "una celebración colorida, entrañable y digna merecedora de este reconocimiento, que esperamos sea también un reclamo de atracción turística".

Con la declaración de La Endiablada como Fiesta de Interés Turístico Regional, ya son ocho las fiestas que cuentan con esta distinción en la provincia de Cuenca. A ésta, también se suman la celebración de la Fiesta de Moros y Cristianos, en Valverde de Júcar; la Pasión Viviente de Tarancón; la Fiesta de Rus, en San Clemente; la festividad de San Mateo, en Cuenca; la fiesta de 'El Vitor', en Horcajo de Santiago; la Romería y Fiesta en honor de la Virgen de la Consolación, en el municipio de Iniesta, y las Fiestas de San Juan Evangelista y Santa Quiteria, en la localidad de Huete.

En total, en Castilla-La Mancha hay 52 fiestas declaradas de Interés Turístico Regional, y divididas por provincias, Ciudad Real es la más numerosa, con 17. A ésta le siguen Guadalajara con doce, Toledo y Cuenca con ocho, y Albacete con siete.

Desarrollo de la fiesta

Como cada año, la fiesta comienza al anochecer del 1 de febrero, cuando La Endiablada se reúne en casa del Diablo Mayor, desde donde se dirige al domicilio del alcalde, con el fin de solicitar el permiso para poder celebrar las fiestas. Éste es un acto público, al que asisten vecinos y forasteros, que degustan los dulces y bebidas típicos de Almonacid del Marquesado.

Posteriormente, la Endiablada se traslada a la Iglesia Parroquial, donde rezan en recuerdo a los diablos fallecidos. Tras esto, el grupo vuelve a formar doble fila para recorrer las calles del pueblo al son de sus cencerros, despidiéndose hasta la llegada del 2 de febrero, día de La Candelaria.

El itinerario de este día arranca en casa del Diablo Mayor, desde donde se dirigen a la casa de la Madrina Mayor, donde reciben los primeros obsequios, entre ellos una torta de mazapán con forma de serpiente que se le ofrece a la Virgen.

Al mediodía, los diablos, se dirigen a la Iglesia, donde con los brazos en cruz y la mirada puesta en la Virgen ejecutan su correspondiente danza, mientras que el zarandeo de los cencerros envuelve el entorno con un ruido ensordecedor. Con la indicación del Diablo Mayor, los diablos concluyen sus danzas y se retiran del templo para la celebración de la misa.

Por la tarde, estos cambian su gorro por la mitra, en honor a San Blas, y se dirigen de nuevo a la iglesia para lavar al santo con una toalla empapada en aguardiente, mientras el resto danza frente a la imagen. Este ritual viene a rememorar el día en que unos pastores encontraron la imagen de San Blas en el paraje llamado 'los majanares'.

La fiesta concluye el 3 de febrero, día de San Blas, y la jornada comienza con La Endiablada haciendo una cuestación, que será empleada para realizar una comida en hermandad, una al terminar la fiesta y otra el 15 de agosto, como desde antaño se viene haciendo.

De nuevo hacia la iglesia, La Endiablada precede al estandarte de San Blas, de color rojo, como las mitras de los diablos, y se lanza en rápidas carreras para detenerse instantáneamente, a los pies de la imagen, como en éxtasis. Esta acción se repite sucesivamente, hasta que la Endiablada acaba postrándose ante el Santo, con los brazos abiertos y volteando los cencerros sobre su espalda.

La fiesta finaliza con un nuevo recorrido por las calles del pueblo, cuando en la plaza forman una maraña multicolor en torno al Diablo Mayor y vitorean a San Blas y a La Candelaria.

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