Madrid derriba chabolas, pero no realoja

  • El plan para acabar con los poblados de la capital, paralizado porque el Ayuntamiento no ha pagado los realojos.
  • 400 familias, con su techo en el aire
La familia Silva lleva seis meses viviendo en una furgoneta.
La familia Silva lleva seis meses viviendo en una furgoneta.
JORGE PARÍS
La familia Silva lleva seis meses viviendo en una furgoneta.

Hace dos años, Gallardón anunciaba a bombo y platillo que para 2011 el chabolismo estaría erradicado de Madrid. Una promesa cuyo cumplimiento queda en el aire tras la paralización del convenio firmado entre el Ayuntamiento de la capital y la Comunidad para eliminar los poblados marginales de la ciudad. La razón: el Gobierno local aún no ha pagado la parte de dinero que le correspondía.

Pese a la paralización, los 400 hogares y más de 2.500 personas de estos poblados no han dejado de recibir la visita de las excavadoras. "Las familias llevan meses viviendo en la calle, entre las ratas y el frío, porque el Consistorio les dijo que si volvían a montar su chabola demolida perderían el piso de realojo", afirma Juan Carlos, uno de los vecinos del asentamiento de Las Mimbreras (Latina).

Sin pagar lo de 2009

Hace dos años, Aguirre y Gallardón se comprometieron a demoler los poblados marginales más grandes de la capital y al realojo de sus habitantes. Éstos eran El Cañaveral (en Vicálvaro, con 118 familias), Las Mimbreras (Latina, con 121 familias), Santa Catalina (Vallecas, 171 familias) y El Ventorro (Villaverde, 89 familias).

El presupuesto del proyecto era de 110 millones de euros a pagar al 50% entre la Comunidad y Ayuntamiento, en anualidades de 8 millones. El año pasado se realizó con éxito el realojo de las familias de El Cañaveral, pero el resto de poblados aún siguen en pie debido a que el Gobierno local no ha abonado el dinero de 2009, según ha podido saber 20 minutos.

Los vecinos llevan meses reclamando las viviendas prometidas, ya que les aseguraron que las tendrían después de Navidades. El Ayuntamiento afirma que "en las próximas semanas" comenzarán los realojos, y que sólo se derriban las chabolas de la gente que no tiene derecho a una casa (pese a que cuando se las echaron abajo les dijeron lo contrario).

Familia Silva. Seis meses viviendo en la furgoneta: "Dejamos hueco para la chatarra"

"Del barrio no nos echan", asegura Moisés Silva (25 años), uno de los muchos padres de familia de Las Mimbreras a los que se les ha derribado la chabola, viéndose obligados a vivir al aire libre: "Mi esposa y yo utilizamos la furgoneta para dormir. Los niños están en casa de un vecino. No caben aquí porque tenemos que dejar un hueco para la chatarra [Moisés es chatarrero]".

Hace seis meses, su casa, en la que llevaba viviendo ocho años, fue demolida por el Ayuntamiento en un desalojo masivo que acabó a pedradas con la Policía. Desde entonces, él y su familia viven a la intemperie, esperando la casa prometida por los gobiernos local y regional, en un 'barrio', como el mismo lo llama, en el que parece que haya caído una bomba atómica: casas demolidas, gente robando cobre... y las ratas "que se comen hasta los biberones", asegura.

La Cañada Real y El Gallinero

El convenio de 2008 para erradicar el chabolismo no incluía, sin embargo, al mayor poblado marginal de la región, la Cañada Real (entre Madrid y Rivas) un enorme asentamiento de 40.000 personas en el que hay desde auténticos palacetes hasta zonas míseras como El Gallinero.

En 2009, Coslada, Rivas, Madrid y la Comunidad firmaron otro acuerdo para desafectar los terrenos de la zona, que también está paralizado debido a que aún no se tiene claro qué se hará con los vecinos. La Cañada es, además, un enorme mercado de droga en el que se trafica "mientras la Policía mira para otro lado", como recordó este martes Ángel Pérez, portavoz de IU en el Ayuntamiento.

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