Ha pasado un año desde el anterior Midem, en el que se llegó a la conclusión de la necesidad de la puesta en marcha de nuevas medidas de control para evitar las copias ilegales de cedés y por Internet, y el vaticinio de la vuelta del consumo del vinilo así como la caída de la adquisición de los discos; pero la realidad es bien distinta.

Por ello el Mercado Internacional del Disco y de la Edición Musical ha programado hasta el día 27, en paralelo con el MidemNet, actividades para hablar del mercado y de dos tendencias: la música digital -en ordenador y móvil- y la irrupción de las redes sociales. La feria se inauguró en el Palacio de Festivales de Cannes el domingo

26 empresas de emprendedores

La clave está en saber cuál es el nicho de negocio presente y en un futuro próximo, y en este sentido el Midem ya es una feria que demuestra que la forma de monetizar la música depende de los avances de las telecomunicaciones. Por ello, este año ha dado cabida a 26 empresas de emprendedores muy jóvenes de la industria musical.

Una nueva actitud en una feria que es un reflejo de la crisis financiera y económica global y de la crisis propia del sector. De ahí que preocupen las cifras de cuáles son las discográficas y editores tradicionales que han acudido al Midem 2010. Según su directora, Dominique Leguern, el total se mantiene "en torno al 60 por ciento".

De ellas el 40 por ciento es para las discográficas y el 20 por ciento restante para las editoras. Esta estadística pone en evidencia que los tiempos cambian a marchas forzadas. Por los pasillos que unen los expositores por naciones, discográficas o estilos musicales del Midem hay menos visitantes que el año pasado y además son más jóvenes.

"El bien común público y de la cultura"

Ante la crisis del consumo de la música llega la fuerza de la juventud abrazando la idea de la difusión de la música con logaritmos. Una estampa de que "el negocio -añadió- es cada vez más complejo y fragmentado" y con él se pone en juego no sólo el futuro del mercado musical sino el legado cultural de la sociedad global.

Una cuestión que trae de cabeza a las administraciones, los gestores culturales, las discográficas y los creativos: los autores, los intérpretes y los editores. Para llamar la atención sobre esto, el ministro francés de Cultura, Frédéric Mitterand, dijo en rueda de prensa que "los artistas trabajan por el bien común público y de la cultura".

El ministro abogó por la "necesidad de hallar una solución trabajando con los modelos tradicionales" y "el consumo legal de la música", punto último que va a abordar en la próxima reunión con su homóloga española, Ángeles González-Sinde.