Cabreo en Las Lumbreras

Una sombra de malestar campa por el pueblo de Alejandro Valverde.
El director del Tour de Francia, un tal Prudhomme (¿hombre prudente?), haciendo honor a su nombre y en previsión de que, de nuevo, un español vaya a hacerles la pascua, ha presentado un trazado poco favorecedor para el ciclista, al que el propio Armstrong ha calificado como su posible sucesor. Siempre ha estado claro que a nuestros vecinos, allende Los Pirineos, les tocó mucho más las narices lo de Induráin que lo del americano. Este nuevo Tour va a beneficiar más a Ullrich que a cualquier otro. La prueba por etapas más prestigiosa del mundo ha sacrificado su fama de premiar a los grandes escaladores por regalarle alguna contrarreloj al alemán y anular así las opciones de un ciclista, el de aquí, que muchos piensan que es demasiado joven como para dar miedo. Pero lo da. Como decía un vecino de Las Lumbreras, si el zagal no gana, será lo normal, pero si gana a más de un franchute, se le va a caer la cara de vergüenza.
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