El ex profesor de OT Ángel Llácer se encarga ahora de poner un poquito de cordura entre los famosos y tertulianos del papel cuché en La escobilla nacional. Esta alocada parodia de los programas del corazón, de los creadores de Polònia y Crackòvia para TV3, fue vista en su debut por casi 4 millones de personas (18,2% de share).

El programa satiriza a los famosos, ¿teme las represalias?

Huy, no… no lo hacemos con ninguna mala intención. Hay que saber reírse de uno mismo. No creo que nadie vaya a enfadarse, y si lo hacen es su problema por tener poco sentido del humor.

¿No le preocupaba que el humor catalán no triunfara en el resto de España?

El humor es internacional, pero yo siempre he hecho reír a todo el mundo y soy catalán. Desde hace años, hay muchísimos catalanes que están triunfando en el mundo del humor a nivel del estado español.

¿Quién es su personaje favorito del corazón?

Carmen Lomana, pero no soy lomanista. Nunca he sido de nada, ni del Barça.

Con tres años y medio no decía palabra y ahora no para. ¿Qué ha cambiado?

Supongo que no tenía nada que decir porque todo iba bien. Cuando las cosas empezaron a ir mal comencé a hablar para quejarme (risas). Soy un poco pitufo gruñón.

Pero sólo es borde por las mañanas...

Hasta que me tomo un café, luego se me pasa. Para trabajar siempre tienes que ir de buen humor, ya después como seas en tu casa es tu problema.

Hay quienes le reprochan su elevado histrionismo televisivo, ¿le molesta?

Un poco histriónico sí que soy, pero no es un defecto. Me he ganado la vida siendo así.

¿Cómo es Ángel Llácer detrás de la cámara?

Calmado. Odio los gritos.

Entonces se soporta poco a sí mismo...

En realidad no grito tanto, pero es lo que más resalta y la gente lo recuerda siempre.

¿Qué le parece que Karmele Marchante nos pueda representar en Eurovisión?

Absurdo. No es ni una actriz haciendo un personaje, como Chikilicuatre, ni cantante. Que Karmele intente ir a Eurovisión no es condenable, sí lo es que se acepte su candidatura.

¿Le veremos otra vez en OT?

No, lo he decido fríamente y con tranquilidad en mi casa. Creo que es una etapa que ya ha terminado, una de mis funciones en OT era sorprender a la audiencia. Después de ocho años esa magia se ha perdido.