En la capital, aplican este método de control de asistencia en cuatro centros (ocho en toda la provincia). Los más veteranos, en el instituto Cánovas del Castillo, desde hace ocho años. A través de un terminal de mano similar a una agenda de bolsillo (que en los centros se conoce popularmente como tamagochi), cada profesor toma nota digital de los alumnos que faltan a clase, los que se retrasan o los que producen altercados. Toda esta información se vuelca cada día a través de una unidad central en una base de datos que se ordena de inmediato en una página web. Casi 450 profesores malagueños lo usan.
Tutores, jefes de estudios, profesores y padres pueden saber de un vistazo (en www.juntadeandalucía.es/educacion/pasen, con una contraseña) toda la información sobre los alumnos e hijos. También pueden ser incluidas las calificaciones.
Los papás no ‘espían’ a sus hijos
Según la mayoría de los directores de los centros que cuentan con este sistema de control de sus alumnos, los padres apenas acceden a Internet para consultar los datos de sus hijos debido, según dicen, al poco hábito que existe en el manejo de estas nuevas tecnologías. Además, en los institutos se quejan de que tienen que afrontar los gastos para disponer de este utensilio como parte de su presupuesto, sin contar con una partida económica especial. Esta situación ha hecho que en algunos centros, como el IES Cánovas del Castillo de la capital, usen tamagochis anticuados, ya que son los mismos desde que se implantaron, hace ya ocho años.
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