La superficie vitivinícola de Cantabria aumentó en 2009 un 14,6 por ciento

El consejero de Desarrollo Rural asegura que el sector continúa creciendo de forma continua, aunque en menor medida

La superficie vitivinícola de Cantabria se ha incrementado en 2009 un 14,6 por ciento, según los datos dados a conocer hoy en la VII Cata de Vino de Cantabria a la que asistió el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad, Jesús Oria.

El consejero, quien destacó que como consecuencia de los programas experimentales, el sector vitivinícola "ha ido desarrollándose, creciendo de forma continua", reconoció que éste no es ajeno a la crisis actual.

Así, durante el año 2009 ha continuado creciendo, aunque en menor medida que el año anterior. En concreto, el potencial vitivinícola de Cantabria en agosto de 2009 era de 132 hectáreas, frente a las 126 de julio del año anterior, aumentando la superficie plantada desde las 87,15 hectáreas de 2008 a las 99,90 de 2009 (un 14,6%).

De éstas, 4,34 corresponden a superficie experimental y el resto a superficie comercial, situándose 61,16 en Liébana, 37,9 en la comarca costera y 0,84 en otras zonas, fundamentalmente en Valderredible.

En función del interés de las variedades en experimentación y de la disponibilidad de uva según el estado de desarrollo de los viñedos -un viñedo no empieza a producir de forma sensible hasta el tercer año y de forma consolidada hasta el 5º ó 6º— se ha decidido la elaboración de 9 vinos monovarietales en la bodega experimental del CIFA.

En la jornada de hoy se han catado en dos sesiones paralelas, una por un panel de catadores expertos, en la sala de catas, y otra mediante una cata dirigida.

Diez años desde el primer proyecto experimental

El primer proyecto experimental sobre la vitivinicultura en Cantabria ha cumplido ya diez años. Durante este tiempo se ha procedido a la selección de las variedades que se han reflejado en las sucesivas modificaciones de la Lista de variedades autorizadas en Cantabria.

En primer lugar, se ha tratado de recuperar aquellas variedades autóctonas que, por su calidad reconocida y adaptación al medio, fueran idóneas para lograr "vinos de la tierra" de calidad. Vinos jóvenes que debieran consumirse en el año, pero que, si proceden de variedades de alta calidad, su elaboración y mezcla en determinadas condiciones pueden dar origen a mayores longevidades.

En segundo lugar, se ha pretendido seleccionar un grupo de variedades foráneas, nacionales y extranjeras, de tipo atlántico, con buena adaptación a las condiciones ecológicas de nuestras comarcas.

En todo este programa experimental, por razones prácticas y de oportunidad, se ha elegido el sistema de fincas colaboradoras. Entre las ventajas con las que cuenta destaca la variedad de posibles ubicaciones de los campos experimentales, al no depender de fincas regentadas por la Consejería, y la necesaria implicación de los productores vitícolas en su desarrollo con la consecuente inmediatez en la transferencia de sus resultados.

Entre sus inconvenientes hay que citar la dificultad de establecimiento de un diseño experimental equilibrado y la lógica variabilidad en el tratamiento de cada uno de los campos, en función de su titular.

En el año 2008 se ha puesto en marcha el segundo plan experimental 2008-2013 en esta materia, que está conformado por tres proyectos experimentales.

El primero de ellos, 'Proyecto de experimentación de variedades y patrones de vid, de sistemas de cultivo y de vinificación de vinos tintos y blancos jóvenes de Cantabria', se continúa con la evaluación de las variedades que en el primer programa se han detectado de interés, pero cuyo comportamiento alberga aún ciertas dudas, requiriéndose un periodo experimental mayor.

En el segundo, 'Experimentación de las variedades 'Treixadura' y 'Torrontés' para su evaluación agronómica y enológica en las condiciones ambientales de la "zona costera' de Cantabria, se están probando dos variedades que por su posible interés en la región ha sido solicitada su evaluación por los vitivinicultores de Cantabria.

Finalmente, en el tercer proyecto, 'Reintroducción de las variedades autóctonas 'Neruca', 'Parduca' y otras en la comarca de Liébana. Evaluación de su potencial enológico', se están estudiando tres variedades, dos autóctonas de Cantabria y otra de la Cornisa Cantábrica, ya desaparecidas en la región por la introducción masiva de la Palomino, variedad muy productiva destinada a la elaboración del afamado orujo de Liébana, pero que por sus características documentadas podrían ser muy interesantes para la consecución de un vino de calidad diferenciadas y con personalidad muy acusada en la comarca de Liébana.CONCLUSIONES

Entre las conclusiones generalistas de la campaña 2009 formuladas por los técnicos de este programa experimental destacan que durante la presente campaña se ha producido un buen comportamiento agronómico de las variedades tintas (Zona C2, Montaña), con poca incidencia de enfermedades y buena producción.

Igualmente es destacable un cierto desequilibrio en la maduración, ya que se alcanzó buena acidez con un grado alcohólico levemente bajo.

Respecto a las variedades blancas, se han encontrado grandes diferencias entre unas parcelas experimentales y otras. Los ataques de 'mildiu' son frecuentes y en parcelas en las que no se ha llevado un calendario estricto de tratamientos fitosanitarios ha ocasionado grandes pérdidas.

En cuanto a la maduración, la tendencia general de la región, sobre todo en la zona C1A (Costera), es la alta acidez, incluso en vendimias tardías y con buen grado alcohólico.

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