La ciudad de Barcelona dio de baja a 40.819 ciudadanos en 2008 (el último año contabilizado) por "inscripción indebida" en el padrón, esto es, personas que en su mayoría han cambiado de país y no lo comunicaron. El 58% son varones.

En el otro lado, hubo 17.124 altas por lo contrario, "gente a la que se le había dado de baja pero sigue viviendo" en la ciudad, según explican fuentes del Ajuntament. En Barcelona había 1.621.537 vecinos a 1 de enero de 2009. Y las bajas en el censo se producen para evitar duplicaciones en los padrones. Cuando alguien se empadrona en otro municipio de España, la salida del censo se produce automáticamente, aunque a veces existen errores.

Pero el resto, que son la mayoría, corresponden a las "bajas por caducidad". "Desde el año 2004, con la Ley de Extranjería, el inmigrante extracomunitario debe confirmar su empadronamiento. De otro modo, el ayuntamiento puede desapuntarle", apunta el subdirector del Centre d’Estudis Demogràfics de la UAB, Andreu Domingo.

Se trata de inmigrantes que regresan a su país de origen o que se marchan a otra zona de Europa. El número de habitantes de un municipio implica recibir más o menos transferencias económicas, sobre todo al pasar una barrera (de 1.000 o 5.000 habitantes, por ejemplo). Domingo lamenta que en estos casos los ajustes sean "opacos" y se puedan producir negociaciones políticas entre el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el consistorio. Por barrios, el Raval (4.705 bajas y 1.760 altas) es el que más movimientos registró.