Tribunales.- Condenan al SAS al pago de 80.000 euros por el retraso de un diagnóstico de cáncer y su muerte

La Sala de lo Contencioso-administrativo de Sevilla del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha condenado a la Consejería de Salud andaluza a indemnizar con 80.000 euros a la familia de una paciente que falleció por un retraso en el diagnóstico de cáncer que padecía.

Según informó hoy el bufete sevillano de abogados Osuna, la sentencia, que se emite ahora tras seis años de espera, reconoce que existió un "diagnóstico tardío del cáncer" que padecía una mujer de Écija (Sevilla) de 48 años.

A juicio de los letrados Fernando Osuna y José María Yuste, este "error" provocó un diagnóstico tardío del tumor maligno que padecía "esta madre de tres hijos", por lo que entienden que existió "un caso manifiesto de funcionamiento deficitario y anormal de la Administración sanitaria, puesto que la muerte se pudo haber evitado detectando el tumor cuando aparecieron los primeros síntomas, a través de las pruebas y análisis que existen en la actualidad para tales casos".

"Pero ello no se hizo así, sin que sepamos aún el motivo, toda vez que no se le ha dado a la familia ningún tipo de explicación razonable ni respuesta alguna de tal desidia y omisión", prosiguieron dichos abogados.

Por todo ello, el bufete Osuna ya puso de manifiesto en la reclamación que presentó en su día contra el hospital del SAS de Écija que existía "una responsabilidad patrimonial de la Administración en concepto de daño moral y lucro cesante por el fallecimiento de su cónyuge y madre, debido a una prestación médica deficitaria por parte de la administración sanitaria".

Del mismo modo, relataba que falleció en Écija debido a un adenocarcinoma gástrico que le fue diagnosticado en agosto de 2003, si bien desde agosto de 1995 "fue tratada médicamente de depresión, cuadros catarrales, urticarias y dispepsia gástrica, viéndose inmersa en un desagradable episodio de visitas continuas a hospitales y a médicos durante varios años y siendo a partir de mediados de 2001 cuando las molestias gástricas y abdominales, acompañadas de estreñimiento, vómitos y malestar general, se hicieron más frecuentes e intensas"

Como consecuencia de ello, le provocaban a esta paciente un "constante calvario de fortísimos dolores, profundas depresiones, estrés y ansiedad, que le impidieron conciliar el sueño, recurrir a visitas hospitalarias, le obligaron a abandonar su trabajo y que se prolongaron hasta la misma fecha de su muerte".

Agregaban que, "pese a los síntomas evidentes de grave malestar tanto físico como psicológico que presentaba, y que poco a poco estaban acabando con su vida, la enferma insistía que la medicación que se le prescribía no le estaba produciendo ningún tipo de mejoría".

Continuaban que, pese a "los innumerables doctores que a lo largo de los últimos años de su vida la atendieron, ningún facultativo accedió a practicarle las pruebas médicas precisas que hubieran detectado el grave cáncer que padecía y evitado el fallecimiento de la paciente".

Prosiguieron que, "con carácter de urgencia", visitó el hospital de Écija con fuertes dolores en el vientre, estreñimiento, vómitos y malestar general en multitud de ocasiones durante los años 2001, 2002 y 2003. Ya en fecha de 9 de septiembre de 2003 fue ingresada en el Hospital de la Merced, esta vez en la localidad de Osuna, dándola de alta el 7 de octubre de ese mismo año con el siguiente juicio clínico: adenocarcinoma difuso de estómago con mestástasis peritoneas y mesentéricas, con síndrome suboclusivo por comprensión extrínseca del colon y ascitis y síndrome anémico secundarios.

Una vez le fue diagnosticado el cáncer, se llegó a la conclusión por parte de la comisión de tumores del Hospital de la Merced de Osuna que el caso "se encontraba fuera de toda posibilidad de tratamiento quirúrgico o quimioterápico, siendo tan sólo subsidiario de tratamiento paliativo".

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