Vincent van Gogh (1853-1890) fue un correspondiente compulsivo. Con frecuencia escribía cartas a sus hermanos Teodoro –que trabajaba como marchante de arte– y Guillermina. En algunas etapas de su vida, también intercambió epístolas con otros pintores, como Paul Gauguin, Émile Bernard y Anton van Rappard.
En sus misivas, el holandés trataba sobre el color en la pintura, los ciclos de la naturaleza, la amistad, la religión o la literatura. Al leerlas se descubre a un hombre sensible, resuelto y trabajador, y se difumina el concepto de genio errático.
La exposición se inaugura tres meses después de la publicación en el Reino Unido (Thames & Hudson) de la correspondencia completa de Van Gogh en una edición ilustrada y anotada.
Con motivo de la exposición, instituciones de todo el mundo han cedido a la Royal Academy of Arts obras emblemáticas de Vincent van Gogh. Del Museo Kröller-Müller de Otterlo se muestra 'Naturaleza muerta: tablero de dibujo con cebollas'; de la londinense National Gallery procede 'La silla de Vincent con su pipa'; y de la Phillips Collection de Washington, 'Entrada al parque público de Arlés'.
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