El presidente de la entidad, Luis Díaz Zarco, en rueda de prensa para presentar los resultados del año pasado, señalaba hoy que los mismos se han producido en un contexto de recesión económica que se ha notado de manera clara en los dos últimos años.

Una crisis, según agregó, marcada por cuatro puntos de referencia, la crisis financiera, la inmobiliaria, la del sector público y la de la competitividad, que, en su opinión, han limitado las posibilidades de la entidad.

En este sentido, el director general, Miguel Ángel Calama, explicó que, durante el pasado ejercicio, se ha apostado por la "rentabilidad y la eficacia", en lugar de buscar aumentar el tamaño de la caja.

Así, dijo, se ha buscado garantizar la estabilidad aumentando la dotación para insolvencias en 14,1 millones de euros, hasta situarla en el 264 por ciento del riesgo, y se ha trabajado para controlar la morosidad, que se sitúa en el 2,33 por ciento, menos de la mitad de la media del sector, situada en el 4,8 por ciento.

Recortes mínimos

La estrategia de negocio, añadió, ha hecho que se haya habido recortes mínimos en la inversión, el menos 0,2 por ciento, o una reducción del 0,6 por ciento de recursos gestionados.

Por otro lado, la rentabilidad obtenida por los recursos propios, que se sitúan en los 156 millones de euros, y por los activos totales, se estableció en el 10,2 por ciento y el 0,96 por ciento, respectivamente.

Con respecto a 2010, según avanzó Calama, se espera un aumento del balance del 3,5 por ciento, se fija la misma cantidad de beneficios que el año pasado de partida, 12 millones de euros, y se prevé una tasa de morosidad del 4,2 por ciento.

Aunque tanto Díaz Zarco como Calama consideraron que el año que está empezando deja ver signos de recuperación económica, estimaron que para que ello se consolide es preciso que el Gobierno lleve a cabo las reformas estructurales que se están reclamando, entendiendo que el paro va a seguir siendo el principal problema de la economía española y el control del déficit público.