Renacimiento y Centro de Estudios Andaluces reeditan 'Viaje por Andalucía', de Charles Davillier e ilustraciones de Doré

El sello editorial Renacimiento y el Centro de Estudios Andaluces, perteneciente a la Consejería de la Presidencia de la Junta de Andalucía, han reeditado 'Viaje por Andalucía', del hispanista Charles Davillier y con las ilustraciones de Gustave Doré, que tras su publicación en 1874 permite siglos después recuperar "ricos testimonios e imágenes referidos a ciudades, paisajes y escenas costumbristas de la región".

Según señaló la editorial andaluza a Europa Press, durante el siglo XIX fueron frecuentes los libros de viaje ilustrados porque, hasta que la reproducción fotográfica y el arte de viajar no se popularizaron, los grabados y litografías eran las únicas fuentes que permitían, sin abandonar el salón y la biblioteca familiar, "un cierto conocimiento visual de lugares lejanos y exóticos".

En este sentido, resaltó que "quizás en esto radique la gran acogida dispensada, desde sus primeros momentos a estas páginas que hoy reeditan y que atesoran hermosísimas imágenes y ricos testimonios escritos que ahora se puede evocar sólo gracias a la peregrinación artística de dos personajes que pusieron su pasión y sus dotes para que su viaje se convirtiera, incluso siglos después, en un viaje al alcance de todos".

Además, manifestó que el barón Jean Charles Davillier "descubre y describe una España y unas costumbres que Doré cubrió con el halo trascendente de su arte". Dentro de la colección de Renacimiento Los Viajeros, 'Viaje por Andalucía' pone al alcance de todos siglos después la experiencia de Doré y el "destacado hispanista y gran conocedor de la cultura española".

Algunos de los capítulos con nombre propio que van configurando las etapas del itinerario recorrido por ambos personajes, no sólo por tierras andaluzas, sino también por el resto de España, son Granada y la Alhambra, Almería y Málaga, Cádiz, Jerez y la Bética, Sevilla o Córdoba.

Además, Gerona, Barcelona, Valencia, Murcia, Toledo, Madrid, Ávila, Salamanca, Valladolid, Burgos o el País Vasco figuran entre las rutas por la península a las que dedican unas páginas. De igual modo, "entre parada y parada, se intercalan los pasajes dedicados a escenas en tierras de romance y bandoleros, imágenes de la Semana Santa y la Feria de Abril o de una corrida de toros embolados".

Publicado en 1874

La obra, que ahora aparece reeditada y prologada por el profesor Alberto González Troyano, fue recogida por primera vez en forma de libro en 1874, tras ser distribuida originalmente en 41 entregas con la prestigiosa revista Le Tour du Monde, de la Editorial Hachette.

Este primer volumen contaba con 799 páginas y un total de 309 grabados en madera, donde las ilustraciones desbordaron en interés a la propia escritura, siendo el propio barón Davillier quien cedió el principal valor del proyecto a los dibujos de su acompañante, "una rareza en su género en la que precedía el nombre del ilustrador Doré al del escritor".

González Troyano ha señalado en el prólogo que "aunque la obra presenta visos de crónica, casi de reportaje acorde con el nuevo periodismo de enviados especiales que surge entonces, responde también a la tradición del viajero con mentalidad de la época romántica".

Asimismo, afirmó que los dos, dibujante y escritor, "prefieren una vieja rutina, que permita una melancólica evocación, antes que opinar sobre los avances que anuncian el telégrafo y el ferrocarril". Sin embargo, continuó diciendo que "esa forma selectiva de ver unas cosas y desentenderse de otras, debe constatarse pero no indignar".

El prologuista, por otro lado, hace referencia a las palabras de Arturo del Hoyo, autor del prólogo a una traducción de este libro, cuando decía que "Davillier y Doré, acuciados por el peligro de lo moderno, quieren reflejar e inventariar una España que va a desaparecer".

"mirada del entendido"

Davillier pudo dedicarse por completo a su pasión, los viajes, gracias a la posibilidad de poder contar con una gran fortuna. Destacó como gran conocedor de la cultura española, visitando en un total de nueve ocasiones el país antes de empezar en 1862 el viaje que sirvió como fuente principal para la narración del libro.

Para González Troyano la mirada de Davillier "no es la de alguien que se deja impresionar por primera vez, sino la del entendido que no tiene que ceñirse a lo inmediato, ya que puede relacionar, conectar unos mundos con otros y valorar con un conocimiento apoyado en experiencias previas, contrastes históricos y libros bien leídos".

Por su parte, Doré es conocido, aún en nuestros días, por ser uno de los más fecundos e influyentes dibujantes de la segunda mitad del siglo XIX. Su fama se debe a sus xilografías, destinadas a la ilustración de casi un centenar de obras clásicas, entre las que caben destacar la 'Divina Comedia', 'Las aventuras del barón Münchhausen', 'La Biblia', 'El paraíso perdido' o 'El Quijote', "para el cual necesitó de una cierta inmersión en los parajes por los que había transitado el personaje creado por Cervantes", según Troyano.

Asimismo, indicó que éste es un "artista precoz y casi autodidacta", con una "imaginación galopante que unas veces deformaba y distorsionaba cuanto veía y, otras, se mantenía fiel, con minuciosidad fotográfica, ante lo que su mirada encuadraba".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento