Un barrido rápido por Internet confirma las sospechas: apariciones como reportero de calle, charlando en un plató con Isabel Gemio, en festivales posando con Guillermo del Toro o Robert Englund (Freddy Krueger), etc. Todo forma parte de su gran estrategia para triunfar en esto: "Al menos "moriré intentándolo". Aún no vive de sus películas, de hecho le cuesta dinero irse cada año a Los Ángeles a entrevistarse con productores para darles en mano sus guiones.

El próximo 15 de enero, no obstante, podría llegar su gran oportunidad. Ese día termina el plazo de votaciones del concurso de cortos Your big break, que patrocina Turismo de Nueva Zelanda y al que Lara se inscribió hace sólo unos días. Si queda entre los cinco finalistas -uno es elegido por los usuarios-, rodará junto al productor Barrie Osborne y podrá compartir impresiones con su admirado Jackson, que designará al ganador del certamen y para que el que ya tiene escrita una historia en inglés, I'll see you in hell.

A su favor tiene ser el único participante español, de hecho su candidatura es ya una de las más populares. Y su obra, An awful truth, es un cuentito simpático "entretenido, sin ser un panfleto pero que se puede rodar allí" que tiene un ligero "toque de ficción". Si todo sale bien, empezará a soñar con dirigir un Zombieland -"es el tipo de película que me gustaría hacer, pero con mi toque" y contratar "seguro" al actor Mike Myers como protagonista.

Acostumbrados a las subvenciones

Arnold Schwarzenegger es otro de sus fichajes deseados, aunque se conformaría con "conocerlo algún día". Lo que está claro es que "pasarlo bien" es su objetivo, tanto haciendo como viendo cine. Se queja, como todos, de lo que cuesta en España salir adelante, de que nadie se arriesga: "Aquí estamos mal acostumbrados a la comedia y el drama, a las subvenciones", explica. Por el momento, paga de su bolsillo todas sus creaciones y hasta actúa si es necesario.

"Al principio me costaba encontrar a gente de fiar", se justifica, aunque le ha cogido el gusto a eso de dar la cara frente a la cámara. Eso provoca situaciones como la que vivió en el último concierto de U2 en Barcelona, en el que un chico le reconoció -"Yo soy el primero que alucino"- y le confesó que pirateaba sus filmes -"No me gusta, pero me alegra"-. Pero también hace que todos esos que ya saben quien es le estén apoyando ahora en su nueva aventura, el "pelotazo".

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