"No se pueden meter dentro de la escuela peleas políticas", zanjó el regidor lucense, al tiempo que abogó por dejar "en suspenso" el decreto y continuar con el modelo existente o bien "hacer uno nuevo que cuente con la unanimidad del Parlamento".

De hecho, interpretó que "un acuerdo" es la "única forma" de dar solución al "problema artificial" generado en torno a la lengua. En este punto, reprobó que se haya creado "un problema de envergadura donde no lo había" y lo atribuyó a la necesidad de conseguir "un puñado de votos".

En cuanto al borrador del decreto, el regidor señaló que "no es ningún ejercicio de libertad" que los padres puedan elegir el idioma en el que deben estudiar sus hijos y, en su condición de docente, insistió en que a ningún padre se le pregunta sobre "otras materias".

Por último, apuntó que el 95 por ciento de la población de Galicia "habla o entiende" el gallego, por lo que se preguntó por qué se crean "problemas innecesarios donde no los había".