La mitad de las familias admite que sus hijos comen mal, convirtiéndose la comida en un acto "desagradable"

El 47 por ciento de las familias andaluzas admite que sus hijos comen mal, ya sea porque se alimentan poco, mal o ambas cosas a la vez, convirtiéndose el acto de la comida "en un momento del día desagradable", según se desprende de un estudio publicado por el Observatorio de la Nutrición Infantil de los laboratorios Abbott y elaborado entre 2.500 familias españolas con niños con edades comprendidas entre los 1 y 10 años.

En declaraciones a Europa Press, el pediatra y profesor de Alimentación Infantil de la Universidad Pablo Olavide (UPO) de Sevilla Alfonso Rodríguez advirtió de que más de 425.000 niños andaluces de entre 1 y 10 años "come mal" y que, en casi la mitad de estos casos, "los niños se pasan semanas y semanas enteras en las que no prueban las verduras, las legumbres o el pescado".

Dicho especialista aludió, igualmente, a otro conjunto de casos en los que el niño come mal "porque ingiere poca cantidad y variedad de alimentos", por lo que en este grupo poblacional "se hace necesario que se le ayude con suplementaciones nutricionales dentro de las propias comidas", apostó.

"No estamos hablando de que se le ayude con fármacos con aporte nutricional, sino que a las comidas se le añada más aceite o se haga más platos rebozados o empanados que consigan aportar más calorías al niño", relató Rodríguez, quien explicó que, por paradójico que pueda parecer, "el niño que come poco puede padecer en el futuro sobrepeso". De hecho, detalló que un 4 por ciento de estos 425.000 niños andaluces que comen mal está por encima de su peso.

Por su parte, el psicólogo infantil y coautor del libro 'Aprendiendo a enseñar. Estrategias sencillas para educar' Luis Torres explicó a Europa Press que una de las principales causas que está detrás de este problema "son los cambios estructurales que ha experimentado la familia tradicional española en el último medio siglo".

Así, aludió a la incorporación de los dos cónyuges al mercado laboral y a la proliferación de familias monoparentales como factores "que dificultan el que a la comida se le pueda dedicar un tiempo suficiente o que se lleve a cabo de forma correcta".

De hecho, y en lo que a hábitos inapropiados se refiere, dicho trabajo revela que los niños que comen mal emplean una media de 45 minutos para realizar esta tarea, prácticamente el doble del tiempo que sus padres consideran suficiente, y que ronda los 20 minutos.

Ante esta situación, los progenitores confiesan que terminan cediendo a las preferencias del niño o que intentan distraerlo con juegos o la televisión. De hecho, un 75 por ciento de los niños come viendo la televisión y tarda el doble de lo habitual.90%

Familias ceden a los deseos del niño

Por ello, abogó como "un primer paso" para invertir esta tendencia el que el niño "participe en la elaboración de la comida" con tareas como "preparar la mesa o ayudar en la elaboración misma de la comida". Del mismo modo, instó a las familias a que "no cedan a los caprichos del niño", asegurando en este punto que hasta un 90 por ciento de las familias cuyos hijos comen mal "ceden en las comidas a los deseos del niño o bien se les castiga y grita".

"Estas formas de actuar, junto con la postura que adopta el niño, hacen de la comida un momento desagradable del día", zanjó dicho experto, quien también aportó como posibles soluciones el que el niño comparta mesa con los adultos para que se imiten y refuercen sus hábitos y evitar los juegos y ver la televisión cuando se está en la mesa.

De los más de 425.000 niños andaluces que comen mal, según este estudio, 103.253 son de Sevilla, 81.531 de Málaga, 65.640 de Cádiz, 42.139 de Granada, 39.014 de Córdoba, 36.265 de Almería, 31.874 de Jaén, 25.405 de Huelva.

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