Según informó dicha asociación en un comunicado, el mencionado sellado de un tramo del cauce del arroyo en cuestión y "su posterior ocupación residencial, junto a las persistentes precipitaciones de estos últimos días, ha provocado la acumulación de una balsa de agua de casi una hectárea de superficie y de dos metros de profundidad".

En el término municipal de Córdoba, según Ecologistas en Acción, es habitual "la ocupación intensiva e indiscriminada de abanicos, terrazas, cauces y llanuras aluviales" y ello "sin apenas tener en cuenta el riesgo de inundación o riada. El arroyo de San Cristóbal es el caso perfecto de cómo no se deben de hacer las cosas".

Así, "durante años y de modo ilegal y consentido, las laderas de este cauce a su paso por el Maestre Escuela se han convertido en una escombrera y en un vertedero, donde particulares y empresas depositaban sin control todo tipo de residuos, especialmente, escombros y residuos domésticos. Posteriormente se añadió una capa de estériles, sobre los que se urbanizó de forma caótica viviendas de lujo, algunas literalmente encima del cauce".

La asociación ecologista teme que este tramo del arroyo, "que se colmató y urbanizó como otros tantos cauces naturales, no cuente con un sistema de drenaje en el lugar donde se ha generado una balsa de agua de considerables dimensiones. Agua acumulada entre fango y ramas, que se cierne sobre el área residencial de Sansueña".

Situación frecuente

Esta situación, "tan recurrente y frecuente, es el resultado de una expansión urbanizadora desarrollista y caótica, escasamente planificada, donde la parcelación ilegal, la construcción de viviendas y su posterior regularización urbanística, es la nota dominante. Todo ello, consagrándose con medidas estructurales o de ocupación del dominio público hidráulico que, con frecuencia, se muestran destructivas e ineficientes, desde un punto de vista económico".

A juicio de Ecologistas en Acción, "han pasado los años y, paradójicamente, hemos conseguido elevar el riesgo de inundación y de riada con peligro potencial para personas y bienes materiales. Por un lado, por nuestro empeño de seguir modificando la dinámica fluvial y ocupando el dominio público hidráulico y, por otro, debido a los trastornos climáticos que estamos provocando y que parece que refuerzan los episodios de irregularidad y torrencialidad de las precipitaciones".