¿Subvenciones al gasóleo?

Es natural sentir simpatía por los pescadores.
Es un oficio duro, y nadie se hace rico. Sin embargo, no sería buena idea que el Gobierno, en aras de terminar con las molestas imágenes de piquetes cerrando pescaderías, aceptara aumentar la subvención al gasóleo para la pesca. Si el fuerte crecimiento del precio del carburante pone en riesgo el sueldo de los pescadores, entonces debe hallarse una solución, pero no ésta. Por tres razones.

Primero, porque una economía es menos eficiente cuando el precio de los bienes y servicios se falsea arbitrariamente. Segundo, porque subvencionar combustible sólo beneficia a las petroleras, y no parece lógico que el dinero del contribuyente se utilice para engordar sus ya de por sí altos beneficios. Es obvio que si, a cada aumento del precio, el Gobierno responde aumentando la subvención, la escalada de precios no terminará.

Y la subida libre del petróleo permite que combustibles alternativos, y menos contaminantes, alcancen el umbral a partir del cual su comercialización puede resultar rentable.

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