El 12 de enero de 2006 una fuerte explosión de gas redujo a escombros los números 64, 66 y 68 de la Rambla de Fondo más una casa del pasaje de Sant Lluís. Una vecina de 26 años murió en la deflagración. Su nombre bautiza el edificio de nueve plantas que se ha erigido en el lugar del siniestro, la Torre Sònia. El domingo, sus propietarios recibieron las llaves de sus hogares en un sencillo y emotivo acto que presidió la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlón.

El portavoz de los afectados, Ángel Moratilla, resumeen una frase el sentir de los vecinos: "No es un día de fiesta, aunque sí de alegría y, sobre todo, de continuidad". Para Moratilla, la herida "sigue abierta".

La explosión causó, además de la muerte de Sònia, la de un operario que trabajaba en la avería de gas. La instrucción del caso que investiga lo sucedido sigue abierta y mantiene a cinco personas imputadas.

En los próximos meses está prevista la constitución de una comisión de investigación impulsada por el Congreso para crear precedentes legales que eviten la repetición de sucesos como el que golpeó a Fondo.

Al acto del domingo han asistido víctimas de explosiones similares de gas que han tenido lugar en Tarragona o Palencia. En la ciudad castellana murieron 9 personas el 1 de mayo de 2007. El presidente de la Asociación de Víctimas y Afectados de la calle Gaspara Arroyo, José Luis Ainsúa, ha recalcado la necesidad de una legislación que obligue a "renovar las instalaciones de gas". En Barcelona están las más antiguas del Estado.