Los vecinos ven inútiles las pantallas contra las nubes de polvo en el Puerto

  • Algunos han captado fotos en las que se ve una auténtica niebla contaminante a pesar de las nuevas barreras
  • Tampoco confían en los resultados de los futuros semáforos para limitar la carga cuando sopla viento

Los esfuerzos por «integrar» el Puerto en la ciudad y preservar el medio ambiente no acaban de dar sus frutos a la Autoridad Portuaria. Hace sólo unos días, su presidente, Miguel Campoy, informó de que la primera fase de instalación de pantallas especiales contra las nubes de polvo estaba concluida. Pero los vecinos más próximos consideran que el problema no se ha resuelto.

«La impresión que nos dan es la que ya le dije en su día a Miguel Campoy: las pantallas no sirven, la única solución viable y eficaz son las tolvas», manifiesta Manuel Alcón, presidente de la asociación de vecinos Gran Vía-Sur Puerto.

En su opinión, estas barreras de filtrado son «pequeñas» de altura como para frenar una auténtica niebla que se forma en esta zona de carga y descarga de graneles.

Avisadores luminosos

Los residentes más próximos también se muestran escépticos acerca de la eficacia de los avisadores luminosos de la dirección del viento, una especie de semáforos que detectan por sensores si sopla en dirección a la ciudad, para detener la actividad. Sin vigilancia, no parece seguro que la empresa interrumpa el trabajo cada vez.

El Defensor del Pueblo se ha interesado recientemente por la situación medioambiental en las inmediaciones de la zona portuaria, después de más de dos años de comunicaciones y quejas por parte de los vecinos, que ahora han hecho fotos de las nubes como prueba de las molestias en sus viviendas.

Después de estas tres barreras cortavientos de 150 metros de longitud y 12 de altura, se instalarán más pantallas y se terminará la colocación de los antes citados avisadores luminosos.

Hoy está prevista la plantación del primer árbol del bosque mediterráneo proyectado como una de las barreras vegetales que aísle la zona de actividad industrial de los vecinos, en este caso, en el vial de acceso a la nueva dársena pesquera (frente al barrio de San Gabriel). Se trata de otra de las medidas ecológicas adoptadas por la Autoridad Portuaria con «espíritu conciliador» y «respeto al medio ambiente» para conseguir esa «integración» en la ciudad y acabar con las quejas vecinales.

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