The Hangmen cierran la década que les hizo justicia con una visita a España

  • La banda de punk-rock de Los Angeles aterriza en nuestros escenarios.
  • Malditos en los 80's y 90's, han despegado a partir del año 2000.
  • Tocan en varias ciudades y se despiden el 22 en Madrid (Wurlitzer).

No deja de ser un acto de justicia que la gira de The Hangmen sea una de las encargadas de cerrar la agenda rockera de la década, más exuberante por cierto de lo que algunos agoreros apocalípticos pudieron vaticinar.

A diferencia de otras épocas, y salvo excepciones, muchas de ellas dudosas, las bandas de rock más interesantes del momento no están de moda, no gozan del foco incondicional e interesado de la industria, y se ven obligadas a sobrevivir a base de sus modestas pero incondicionales legiones de fans, y a veces ni siquiera eso basta.

El grupo de Los Angeles que nos ocupa, por suerte, sobrevivió con infinidad de problemas a los 80's y los 90's, la década de Guns N' Roses y la de Nirvana, la del hard-rock callejero y peligroso y la del melancólico grunge, e inauguró la actual, la indefinida década de los ceros, con su obra cumbre. Nos referimos a Metallic IOU (2000), una abrasiva colección de canciones que supuraban rock clásico, virulento punk , resquicios country y emoción a destajo.

Brian Small, su líder, se había desquitado. Apagada la eclosión del hard-rock y del grunge, y sin un epicentro claro donde la MTV pudiera moldear conciencias y exprimir a jóvenes hambrientos por dejar su sello en el mundo del rock, The Hangmen han encontrado un lugar en el mundo. Un lugar marginal y aún inestable, pero lugar, al fin y al cabo. Y ha sido ahora, justo después de los gloriosos 90's.

Casualidad romántica que, a pocos días de que estos diez años toquen a su fin, The Hangmen nos rinden visita, sin duda. Tras sus conciertos en Barcelona, Vila Real y Guipuzcoa, donde al parecer han rayado a gran nivel, les toca el turno a Santander (sábado 19, Espacio Marítimo junto a Blackberry Smoke), Ponferrada (domingo 20, El Cocodrilo Negro), Gijón (lunes 21, Dom Pedro) y Madrid (martes 22, Wurlitzer Ballroom).

Desapercibido debut

Mucho antes, más concretamente en 1984, Brian Small, influido por bandas como Gun Club y X, formó el grupo. El año 1989 fue la segunda fecha clave. Apareció su debut, pero la mala suerte se cebó con la banda. Un empujón convincente de alguna discográfica les habría catapultado, porque tenía temas muy potentes (Last Drive, Rotten Sunday) y, desde luego, otras bandas con bastante menos inspiración vendían miles de discos. Pero no fue el caso.

Justo es apuntar que Small tampoco lo puso fácil. Su estilo, y eso es algo elogiable, no era fácil de comercializar. No eran un grupo clon de Guns N' Roses, pese a su ramalazo hard-rockero. Lo suyo era un híbrido entre el punk y la música de raíces americana, a grande rasgos lo que han hecho Supersuckers y Social Distortion con más reconocimiento. Obviamente, tenían poco que ver con bandas como Pearl Jam o Nirvana, su casillero tampoco era el del rock de Seattle, aunque en realidad compartían cierta oscuridad, cierta angustia.

Así, relegados por la industria y con un disco notable pero sin prácticamente relevancia, Small se hundió en una espiral de adicciones que le mantuvieron apartado del negocio durante casi toda la década anterior. Pero su citada exhibición de 2000, un explosivo disco en directo dos años después que recogía muchos temas de su incomprendido debut (We've Got Blood On The Toes Of Our Boots) y dos trabajos posteriores más que aceptables (Loteria, 2004, y In The City, 2007) han convertido a The Hangmen, cuando seguramente muchos les daban por muertos, en uno de los tesoros undergound más brillantes del momento.

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