Los hombres siguen dominando el sector empresarial y la Administración de la región. El 46% de los trabajadores madrileños son mujeres (1,3 millones), pero pocas de ellas han logrado llegar a puestos de responsabilidad: sólo ocupan el 29% de los cargos de dirección en empresas (47.182 directivas) y el 31% de los altos cargos públicos (14.818), según la última Encuesta de Población Activa (tercer trimestre) y el Instituto de la Mujer.

Ni siquiera la Ley de Igualdad ha traído avances. Más bien, todo lo contrario. Desde 2007, cuando se aprobó la ley, la presencia de mujeres en la dirección de empresas ha retrocedido: ese año eran el 30,7% de los directivos, frente al 29% de ahora.

La normativa no obliga a las empresas a implantar la paridad, pero sí estipula que "procurarán" tener una "presencia equilibrada de hombres y mujeres en un plazo de ocho años [que se cumple en 2015]". Ese equilibrio está fijado en un 60% de altos cargos de un sexo y un 40% de otro.

El poder femenino es menor en las grandes empresas. En las compañías de menos de diez trabajadores de la región hay un 26% de mujeres en altos cargos, en las de más de 10 trabajadores son un 21% y en las que cotizan en el Ibex-35 no llegan al 8%. Entre los autónomos, ellas son el 39,9%.

Más en el sector público

En el sector público, en cambio, sí es obligatorio cumplir la paridad 60-40%. La Comunidad de Madrid y los ayuntamientos de la región (con un 31% de altos cargos femeninos) están más avanzados que las empresas, aunque también se sitúan lejos de cumplir la ley.

Las madrileñas están incluso peor posicionadas que el resto de españolas. La media nacional de directivas es del 33,2%, cuatro puntos más que en la región. La razón es que "la mayoría de multinacionales, que dan menos oportunidad de ascender a la mujer, están afincadas en la capital", explican en la Asociación de Mujeres Empresarias.

La maternidad es el gran hándicap de las mujeres trabajadoras. "La madurez profesional y la biológica llegan en el mismo momento, entre los 25 y los 40 años, y las mujeres se ven obligadas a decidir entre formar una familia o ascender en el trabajo", explica Gema López, del área de Empleo de Mujeres Progresistas.

Además, todavía persisten los prejuicios que las minusvaloran. "Siguen creyendo que una mujer es menos capaz de ejercer el poder. El carisma y el liderazgo aún se atribuye al hombre", añade.

Trabajo 'de mujer' con jefe hombre

Las mujeres todavía no han conseguido mandar ni siquiera en los trabajos en los que ellas son mayoría. En sectores como el de la limpieza, la hostelería y la atención a mayores, el empleo femenino supera al masculino.

Sin embargo, la mayor parte de esos negocios están dirigidos por hombres y ellas llegan en contadas ocasiones a puestos directivos. La esperanza del colectivo femenino está en la formación: ya hay mayoría de científicas y técnicas debido a su mayor presencia en las universidades.

Pisando fuerte en un mundo de hombres

Inmaculada Álvarez, presidenta de Mujeres Empresarias
"No podía tramitar nada sin mi marido"

A los 26 años creó una empresa de obra pública, en una época en la que "no era habitual una mujer empresaria: no se podía obrar sin permiso del marido. Necesitaba su autorización para pedir un préstamo o un cheque". Ahora "competimos en igualdad con el hombre, excepto en la conciliación".

María José Pérez, directora de la Mujer de la Comunidad
"Si los hombres no ayudan, es imposible"

Pérez se considera una "privilegiada, nunca me he sentido discriminada", aunque hay muchos retos: "Aupar a la mujer a puestos decisorios, igualar sueldos y que el hombre ayude. Si ellos no concilian, para nosotras es imposible ascender". "En la empresa privada la mujer lo tiene mucho más difícil".