En febrero de 2008, Doralva (seudónimo) discutió con su marido en su casa de Bilbao. Entonces él cerró la puerta de la vivienda y le prohibió salir. Si lo intentaba, era repelida con violencia. En un despiste de él, Doralva llamó a la Ertzaintza.
Después lo denunció por maltrato en el juzgado de guardia de Bilbao. Tras la denuncia, solicitó un piso de acogida. "No podía volver con mi marido a casa, ni tenía familia". La asistenta social le comunicó que no había plazas libres y le recomendó ir a un albergue. "Allí fui, pero me prohibieron entrar, por tener una vivienda". Al volver a casa, Doralva le comunicó que le había denunciado, y que había iniciado el divorcio. "Pero aquello era inaguantable. Cada día me pedía que quitara la denuncia y el divorcio. No podía más, y retiré ambas cosas".
Al haber quitado la denuncia, Doralva está citada en calidad de testigo en el juicio, que fue aplazado y se celebrará en febrero de 2010. "Pero ya es tarde. Yo estoy rendida". Cada mañana le hace la comida, y se marcha de casa. Vuelve por la noche "para no verle"."¿Para qué insisten tanto en que denunciemos? ¡Para nada!"
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