Miles de inmigrantes se hacinan en pisos o cuartos realquilados

Los extranjeros que llegan a la ciudad pagan entre 200 y 300 euros al mes por vivir en ‘pisos-patera’
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20minutos.es
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Hugo llegó a Zaragoza desde Ecuador hace cuatro años y sin trabajo ni alojamiento.Tuvo que vivir, primero, en una habitación alquilada a precio de oro, y luego en un piso-patera que compartía con seis compatriotas.

Es uno más de los miles de inmigrantes que, ante el alto precio y las trabas para alquilar una vivienda, se ven obligados a pagar entre 200 y 300 euros por una habitación realquilada, o a convivir con familiares y amigos en condiciones de hacinamiento.

Esta situación, común a la mayoría de los inmigrantes recién llegados (más de 10.000 en el último año), ha extendido además la picaresca y el negocio subterráneo.

Así, muchos de los que viven en régimen de alquiler aprovechan para sacarse un dinero extra arrendando a su vez las habitaciones del piso a compatriotas.

Esta práctica, que suele hacerse a espaldas del propietario y sin mediar contrato, puede reportar varios cientos de euros al mes y se ha convertido ya en algo habitual entre las comunidadesde extranjeros, según explicaron diversas asociaciones de inmigrantes consultadas por 20minutos.

Sin embargo, no son los únicos que recurren a esta táctica ilegal. Existen casos en los que el dueño es consciente de la situación de sus inquilinos y se aprovecha de su miedo –muchos no tienen papeles– y de su necesidad.

«Los más discriminadossonlosmagrebíes porque no entienden el idioma. Nos hemos encontrado casos en el que dos familias alquilan la misma casa sin saber que tienen que compartir », señalan en SOS Racismo.

Camas arrendadas por horas

Otra práctica que permite alquilar un piso a más de una decena de personas es la de las «camas calientes».

En este caso no se paga por habitación, sino por ocupar una cama durante 6 u 8 horas. Los precios son altos y el ir y venir, constante. «Pasa en el Casco y los vecinos se quejan por las molestias que dan 15 personas que entran y salen a todas horas», dicen en SOS Racismo.

Al llegar, pasan un año sin contratos ni papeles

Dejan su país en busca de unas mejores condiciones de vida, pero llegan a Aragón sin papeles ni contrato laboral. Esta situación, común a muchos inmigrantes, suele prolongarse al menos durante un año, según datos del ConsejoEconómico y Social de Aragón.

Los más afortunados llegan invitados por familiares y amigos y se saltan el paso de buscar piso.

Para el resto, el periplo comienza revisando locutorios y periódicos en busca de un alojamiento.Pero cuando llaman a los teléfonos de los anuncios, se encuentran con que no les alquilan por ser inmigrantes.

La alternativa pasa por recurrir a los pisos de alquiler facilitados por mediadores, como las 180 viviendas que gestiona actualmente UGTo las 130 de la Fundación Federico Ozanam.

Bloques enteros para inmigrantes

Casco Histórico y Delicias son los distritos con más inmigrantes. En el primero hay bloques enteros alquilados a inmigrantes.

Muchos se arriendan para convencer a los propietarios más antiguos de que dejen el edificio y así vender el terreno.

En Delicias, esto se da en la zona de Escosura, con rumanos y subsaharianos, y de La Zapata, con chinos.

TRES CASOS REALES DE UN DRAMA MUY HABITUAL

  • José, de Bolivia. 45 años. Lleva 3 en Zaragoza. El primer alojamiento de José y su esposa fue una habitación que alquilaba una monja. «Por suerte, nos cobraba poco, 60 euros al mes», explica José. Después de un año, su mujer encontró trabajo cuidando a una anciana y ambos se trasladaron a su piso. Aquello les permitió traerse a sus 5 hijos, con quienes convivían en un solo cuarto. «Yo dormía en suelo», dice José. Hoy residen en un piso alquilado.
  • Alí, de Marruecos. 32 años. Está aquí desde 2002 «Es muy difícil encontrar piso en Zaragoza. Sólo puedes alquilar una habitación », explica Alí. Él tuvo suerte de tener aquí a su hermano, que lo alojó en la casa que compartía con otros compatriotas. Ahora vive con su sobrino y un amigo. «Los precios son muy altos. Mi habitación me cuesta 200 euros». Su casa está en el Casco Histórico y la mayoría de sus vecinos vive la misma situación.
  • Hugo, de Ecuador. 40 años. Vino hace cuatro. Algo más de 200 euros llegó a pagar Hugo por la primera habitación en la que vivió en Zaragoza. «El piso estaba realquilado y no nos daban papeles ni recibos», explica. Aguantó dos meses y pasó a otra habitación similar en San José, donde cobraban 90 euros por persona. Después de tanto periplo y casi a punto de conseguir los papeles, ha encontrado un piso que comparte con otras dos personas.
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