Los territorios palestinos se enfrentan a un nuevo 'muro de la vergüenza'. Al levantado por Israel en Cisjordania (721 kilómetros), se unirá el muro de acero que Egipto ha comenzado a erigir a lo largo de su frontera con la Franja de Gaza.

Las autoridades de El Cairo argumentan que con el muro pretenden atajar el contrabando que se realiza a través de los túneles que comunican el país norteafricano con el territorio costero controlado por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).

La valla se extenderá a lo largo de nueve ó diez kilómetros y contará con una altura de entre 20 y 30 metros, según informaron fuentes egipcias citadas por el diario israelí Haaretz. Además, estará preparado para que no pueda cortarse o soldarse.

Egipto destruye túneles o los gasean prácticamente todas las semanas, en ocasiones incluso con gente dentro. El Cairo lleva meses estudiando la forma de bloquear estos pasos y, con ayuda estadounidense, ha comenzado a rastrear el terreno con sensores subterráneos.

En la práctica, los túneles han servido para introducir de contrabando comida, coches, drogas, medicinas o combustible en cantidades ampliamente superiores a las permitidas antes del bloqueo que Israel mantiene sobre la población civil de Gaza y Cisjordania.