Los afectados, se calcula que 25 vallisoletanos y unos 125 castellanos y leoneses,  se llevaron una gran alegría cuando el 4 de marzo los partidos políticos aprobaron en las Cortes regionales una iniciativa del Partido Socialista. En ella se instaba a la Junta para que la Consejería de Sanidad incluyera dentro de las prestaciones del Sacyl el tratamiento quirúrgico y la creación de una unidad especializada de tratamiento.

Nada ha cambiado

Sin embargo, siete meses después la Consejería no ha movido pieza y ha preferido esperar a que sea el Consejo Interterritorial, compuesto por el Ministerio y las distintas autonomías, quien lo decida. Los afectados lo consideran como «un chasco» después de una «esperanza».

Un proceso largo

De principio a fin: Desde que el afectado toma la decisión, recibe el diagnóstico, se trata y consigue el dinero para operarse pueden pasar entre dos años y medio y cinco, aunque depende de casos.

Diagnóstico: Un psicólogo debe confirmar el diagnóstico para empezar el tratamien-to. Puede tardar desde tres meses hasta más de un año, en la mayoría de casos.

Tratamiento hormonal: Dura un año como mínimo antes de la operación. Al igual que sucede con el diagnóstico, es gratuito en la mayoría de regiones de España.

Operación: En residencias privadas y en el extranjero es bastante habitual.

La transexualidad

¿Cuál es problema?:  Los transexuales tienen la convicción de pertenecer al sexo opuesto al que nacieron. Sienten un profundo rechazo y deseo de cambiar. Algunos no necesitan operarse quirúrgicamente, pero otros muchos sí quieren un cambio total.

¿Cuánto cuesta la operación?: Entre 8.000 y 10.000 euros, de hombre a mujer. Entre 16.000 y 20.000 euros, de mujer a hombre.

Cambio de nombre: Una futura ley estudia hacerlo más fácil, aunque de momento es difícil.

Donde informarse en Valladolid: Asisomos es la asociación de transexuales  en la que pueden informar sobre todo el proceso.

Claudia se tuvo que ir a Andalucía

La imposibilidad de operarse de forma gratuita en Valladolid motivó que Claudia, una joven leonesa, se fuera a Torremolinos para empadronarse en Andalucía e iniciar todo el proceso para cambiar de sexo. Después de 13 meses con continuos viajes, tuvo que renunciar. Ahora vive en Madrid, donde reconoce que hay un mayor «anonimato» para vivir y «mayores posibilidades laborales». En unos meses se operará, aunque al final tendrá que sufragarse los gastos. Desde la lejanía dice no entender por qué se ha detenido la creación de una unidad especializada en la región. Asegura que «económicamente es factible».