Ariadna Gil: "En las entrevistas me muestro como soy; lo difícil es actuar, inventarte"

  • En 'El baile de la victoria', que se estrena este viernes, se pone de nuevo a las órdenes de Fernando Trueba.
  • Más allá de la pantalla, así son la persona y la actriz.
Ariadna Gil.
Ariadna Gil.
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Ariadna Gil.

Su personaje no tiene muchos minutos, pero sí intensidad: Ariadna Gil encarna en El baile de la victoria a una mujer madura y práctica a la que la vida ha dado un punto de egoísmo. Un papel cercano y, a la vez, en las antípodas a cómo es la actriz.

Siete de la tarde, y teniendo que hacer una entrevista.

Es parte de mi trabajo. No es sólo actuar, sino también formar parte de un proceso que no termina hasta que la película llega a la gente. Y no me quejo: ¡hay cosas peores que madrugar para ir a un rodaje o tener que dar entrevistas!

¿Qué es, entonces, lo más complicado de ser actriz?

Actuar. Los rodajes. Darte, tirar de todo lo que tienes. En las entrevistas me muestro como soy y eso no me da problemas. Lo que me exige es tener que inventarme, hacer de alguien que no soy.

¿Cuesta más promocionar unas películas que otras?

Sí, algunas son más especiales. Pero ser profesional pasa por eso: si has aceptado un trabajo, es para hacerlo bien. No puedes dejar un proyecto colgado. Ni ir de diva.

¿Es 'El baile de la victoria' especial por quien la dirige?

Sí. Aunque fuera para un papel muy corto, fue un enorme orgullo que Fernando se acordase de mí.

¿Cómo es el Trueba director?

Igual que el de las entrevistas o el que pasea por la calle: muy tranquilo, equilibrado y educado. Conmigo es muy cariñoso, pero no es una excepción: siempre trata muy bien a los actores.

¿Tener tanta relación con el director ayuda?

Por supuesto. Me da mucha más confianza. Pero también resulta atractivo sumarse a un rodaje en el que no conoces a nadie, tener que ubicarte y encontrar tu sitio.

¿Por qué iría a ver 'El baile de la victoria'?

Porque es una película muy libre, lo que ya se notaba en el rodaje. Sus protagonistas están muy abandonados, y el espectador también tiene que quererlos. Ya en el guión me di cuenta de que era muy arriesgada. Otra razón es Ricardo Darín. Me impresionó ver lo fácil que le es actuar.

Tras hacer una película, ¿piensa en su personaje o en la cinta como trabajo grupal?

Juegas con cosas muy personales y pones en juego sentimientos, pero no es un trabajo individual. Si una película es mala, tú no te vas a salvar. Lo mismo pasa al revés: te gustas más en una película buena. Tu responsabilidad pasa por saber en qué proyectos te metes.

¿Usted siempre lo ha sabido?

Sí, siempre he elegido. El guión, mi personaje, el director... Siempre que he participado en una película era convencida de que me pasarían cosas buenas.

¿Se siente afortunada?

Hay mucho trabajo detrás, pero sí. Lo eres si te llaman para hacer cine, teatro o televisión. No es tan fácil.

¿Es más difícil ser actor de lo que la gente cree?

Desde luego. Estás sometido a condicionantes que no dependen de ti. Hay cosas que parecen maravillosas y que luego no funcionan. Y no es fácil asumirlo. Lo haces con experiencia y tiempo. Cuando empecé a trabajar, llegué a pensar que ser actriz sería facilísimo. Las películas le gustaban a la gente, a mí me daban premios... Pero no es así. Hay que mantener la perspectiva, darle la importancia justa a las cosas. Uno no viene con nada de serie, se va transformando.

¿Se madura más viviendo o actuando?

Las dos cosas están muy relacionadas. Lo que aprendes como persona te ayuda como actriz. Lloras, ríes y te emocionas con una base más sólida. Cuantas más cosas te hayan pasado, conocerás más y podrás identificarte mejor con tus personajes.

En 'El baile de la victoria' encarna a una mujer madura y práctica. ¿Se parece a usted?

En cosas. Una de las mejores cosas de mi trabajo es ver cómo creces con tus personajes. No suelo ver mis películas, pero me doy cuenta de que he cambiado. Y de que cuanto más te identifiques y comprendas un personaje, más a gusto te sentirás en su piel.

¿Cómo se ve ahora en 'Amo tu cama rica' o 'Belle Époque'?

No me veo a mí, sino a personajes muy buenos y divertidos. Pero lo que me sorprende no es cómo los veía yo, sino lo que provocaban en otros. Sus consecuencias. La gente se creía que yo era la chica de esas películas, y eso me trajo situaciones que llegaban a asustarme.

Y no paró en ese tiempo...

Es cierto. Lo bueno, además de que no me ha faltado trabajo, es que ha habido un poco de todo: películas que funcionaban, otras que no, dramas, comedias...

¿Le afectan los personajes después del trabajo?

No demasiado. Como leer que a alguien le ha pasado algo o enterarme de cosas que no me gustan. Tampoco se me quedan mucho, sino que tiendo a recordar más los rodajes, al equipo, que a cómo me lo tomaba yo.

¿Actúa mucho en la vida real?

¡Yo no me doy cuenta, pero los que me conocen me dicen que sí! Si lo hago, no es conscientemente. Soy mucho más discreta y callada: por eso también, por poder decir y hacer cosas que no son mías, me gusta ser actriz.

BIO. Ariadna Gil nació en Barcelona en 1969. Debutó en el cine a las órdenes de Bigas Luna en Lola (1986). Con Belle Époque (1994) consiguió el Goya a la mejor actriz. Está casada con el director y escritor David Trueba, con el que tiene una hija.

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