Ocupan su piso cuando están de vacaciones y llevan 16 meses sin poder entrar en él

  • Se había instalado otra familia y había cambiado la cerradura.
  • Una sentencia de desahucio dio la razón a los afectados, pero no se ejecutó porque los ocupantes no tenían medios para tener otra casa.
  • Los legítimos propietarios viven ahora en casa de su hijo.

Un matrimonio de Barcelona lleva sin poder entrar a su piso 16 meses, cuando al volver de las vacaciones de verano se encontró con que otra familia se había instalado en el mismo sin su permiso y había cambiado la cerradura.

El inmueble ocupado es una vivienda social propiedad del Instituto Catalán del Suelo, situado en la calle de l'Om, número 9, de Barcelona, en el distrito de Ciutat Vella.

Tras denunciar la situación ante los Mossos d'Esquadra, que acudieron al día siguiente de llamarles, la Policía les recomendó que recurrieran a la Justicia si querían recuperar su vivienda, por lo que su abogada, Esther Villaescusa, presentó un proceso penal por allanamiento de morada que fue archivado, por lo que recurrió a la vía civil para pedir un desahucio.

En abril de este año la sentencia de desahucio dio la razón a Antonia y su marido, cuyo caso contó el diario El País, pero la otra parte recurrió y, aunque la abogada pidió la ejecución de la sentencia, la jueza la aplazó al considerar que los ocupantes no tenían medios para tener otra vivienda.

"Muy amargada" por la situación

Mientras tanto, los legítimos propietarios del piso argumentan que deben vivir en casa de su hijo además de tener todas sus cosas en el domicilio a expensas de otras personas. También deben seguir pagando el alquiler y los gastos de luz, agua y gas, ya que, de no hacerlo y tratándose de una vivienda social, perderían los derechos adquiridos.

Antonia asegura estar "muy amargada" por toda la situación y ha tenido que recurrir a los medicamentos para paliar la ansiedad que sufre.

Una vecina del inmueble, María Luisa Hernández, indicó que la pareja de ocupantes argumenta que ellos alquilaron el piso a una tercera persona en un locutorio, por lo que se trataría de una presunta estafa y no de una ocupación.

La vecina asegura que el piso llevaba un año deshabitado cuando se produjo la ocupación, aunque reconoce que el hijo del matrimonio afectado "venía de vez en cuando". Antonia rechaza que estuviera vacío y afirma que las otras casas de las que hablan los vecinos son las de sus hijos, donde deben hacer su vida ella y su marido mientras no recuperen su vivienda.

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