Propietario de Imprenta San Antón, Espuch custodia un fragmento dormido de la historia alicantina. Nada menos que la herencia industrial y gráfica de la famosa y desaparecida papelería y linotipia de Vicente Bañó, que durante más de un siglo funcionó en la plaza de Abad Penalva, frente a San Nicolás.

Entre capas de polvo y olor a hierro, papel y tintas, el taller es una auténtica galería de producciones arcaicas: «Durante siglos sólo hemos seguido a Gutenberg», comenta Espuch: almanaques, tarjetas de bodas, lotería, letras para las coronas funerarias o sellos de caucho para Hacienda.

Y un álbum de la técnica: logotipos de madera tallados a mano, comodines para guardar tipos de letras, cajas de «blancos»... Y también máquinas. Negras e imponentes. Como una cansada offset Minerva Original Heildeberg o una cizalla del siglo XIX.

Por este tesoro se interesa, por ahora, un vecino de Agost y la Bibliotheca Philosophica Hermatica, de la calle Bloemgracht, 19, en Amsterdam, Holanda. Una firma especializada en incunables y libros raros.