Blancanieves se niega a envejecer

  • Hace 75 años arrancó el primer largo animado de Hollywood.
  • El proyecto era conocido como "el disparate de Disney".
  • Sus restauradores explican cómo recuperaron el material original.
Un fotograma de 'Blancanieves', de Disney.
Un fotograma de 'Blancanieves', de Disney.
Un fotograma de 'Blancanieves', de Disney.

"Nadie pagará un centavo por ver una película sobre enanos". Eso tuvo que escuchar Walt Disney cuando, entusiasmado, le contó a su esposa su proyecto de rodar el primer largometraje de dibujos animados de Hollywood.

Era 1933 y Mickey ya existía, pero él quería más. Fantaseaba con convertir un cuento popular, recogido por los hermanos Grimm, en una revolucionaria película. Y así fue.

La leyenda de una bellísima joven maltratada por su madrastra circulaba por Europa desde el siglo XVI, pero fue en los años treinta del pasado siglo cuando Hollywood se fijó en ella. En el mismo 1933 Max Fleischer, padre de las primeras películas de Popeye, estrenó un cortometraje de Blancanieves protagonizado por Betty Boop. Disney tenía que darse prisa.

Cinco dólares por gag

Disney puso el proyecto en marcha en 1934. En otoño, el personaje de Blancanieves ya estaba definido, al igual que algunas características de los siete enanos que la acompañarían: tendrían aspecto de gnomos. Cada uno representaría un tipo de personalidad humana. Mucha de su expresividad, como le pasaba a Disney, procedería de sus cejas. Le llegarían por la rodilla al Pato Donald, no serían demasiado limpios y tendrían cuatro dedos. Cualquier gag con ellos de protagonistas era bien recibido: el animador que tuviese la ocurrencia cobraría cinco dólares adicionales.

Ése, el dinero, fue el gran quebradero de cabeza de Disney. Creyó que con un cuarto de millón de dólares haría la película, pero no bastaba. Desoyendo a su hermano y a su mujer se hipotecó hasta reunir el millón y medio de dólares necesarios, una cifra desmesurada para la época. El proyecto fue bautizado como "el disparate de Disney".

El disparate fue presentado el 21 de diciembre de 1937 en el Carthay Circle Theater, un legendario cine en Los Ángeles demolido en 1969. En las butacas se sentaban Charlie Chaplin, Shirley Temple, Clark Gable o Marlene Dietrich. Les entusiasmó. A la semana, Disney y sus enanitos eran portada de Time. Y The New York Times titulaba: "Muchas gracias, Mr. Disney".

Mucho tiempo después

El resto es historia: se estrenó el 4 de febrero y Disney recuperó, multiplicada, su inversión. Hasta 1941, cuando la superó Lo que el viento se llevó, fue la película más taquillera del mundo. Y aún hoy, ajustando el precio de las entradas vendidas a la inflación, sus casi 200 millones de dólares de recaudación la convierten en una de las películas más exitosas del cine.

Los primeros espectadores llevaron a sus hijos a verla, y éstos, a los nietos de los primeros. Con sus diferentes reposiciones, Blancanieves y los siete enanitos se incorporó a los sueños de niños de todo el mundo.

¿Tienen fecha de caducidad los sueños? Así es. Aunque la película parezca eterna, su original se vio afectado por décadas de almacenamiento.

Sara Duran Singer, vicepresidenta de posproducción de Disney, lo explica gráficamente: "Nada más examinar el negativo vimos que nos daría problemas. Los empalmes de película estaban desintegrándose. El nitrato en el que se rodó el material es altamente explosivo. Sólo con tocarlo, podía desaparecer. No sólo había que recuperarlo, sino también trabajar para que durase 70 años más".

Tesoros

Los 120.354 fotogramas que componen los 83 minutos de película fueron restaurados y escaneados digitalmente. El color original fue recuperado con avanzadas técnicas informáticas. También el sonido se restauró, y del mono original se pasó a un audio multicanal.

¿Complicado? Dave Bossert, supervisor de restauración de los clásicos del estudio, simplifica el proceso comparándolo con "la recuperación de un fresco renacentista. Laboriosamente quitamos la suciedad y devolvemos la pintura, en este caso Blancanieves y los siete enanitos, a su estado original. Es algo romántico, que nos ha costado todo un año de trabajo".

Durante ese tiempo, además de arañazos, manchas y errores de animación, los restauradores encontraron tesoros sepultados por el tiempo. A Bossert le asombró "el nivel de detalle que había en las zonas oscuras. Parecían negras, pero los animadores habían incluido dibujos maravillosos". Y Duran añade que "entre tantos personajes había cientos de detalles en la casa de los enanitos, en la madera, en sus hendiduras, que no se habían visto hasta ahora".

Un éxito sin edad

Recoloreada, con un sonido impecable y, se supone, un original a salvo –está almacenado en una cámara especial de la Biblioteca del Congreso de EE UU–, Disney relanzó la película el pasado 21 de octubre en DVD y Blu-Ray.

El público ha respondido convirtiéndola en la película más vendida en España. Casi 75 años después de su estreno, y quitándole la razón a Lillian Disney, parece que mucha gente sigue queriendo pagar por ver una película sobre enanos.

Entre sueños y leyendas

Como uno de los grandes personajes del siglo XX, el nombre de Walt Disney está rodeado de misterios, leyendas, críticos y admiradores.

Nacido en Chicago (EE UU) en 1901, participó con apenas 16 años en la I Guerra Mundial. Pese a su dislexia, cuando regresó a su país se matriculó en el Instituto de Arte de Kansas.

En 1928, y tras ser estafado por un antiguo socio, creó y distribuyó tres cortos protagonizados por Mickey Mouse que, junto a las Sinfonías tontas y trabajos como Los tres cerditos, le llevó al éxito.

El triunfo de Blancanieves le permitió encadenar las ambiciosas Pinocho, Fantasía, Dumbo o Bambi, que revolucionaron la animación y, en general, la industria del cine.

El 15 de diciembre de 1966, tras ser operado por un cáncer de pulmón, falleció. Pese a que se difundió el rumor de que su cuerpo permanece criogenizado, sus restos fueron incinerados y depositados en un cementerio de Los Ángeles.

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