Muchos han crecido entre sets de rodaje y camerinos mientras esperaban a que sus padres terminasen de trabajar. La magia del cine la vivían en primera persona, era lo positivo de ser el hijo de un actor. Un oficio con el que muchas generaciones soñaron y en el que intentan abrirse un hueco.
La otra protagonista es Gia Mantegna, la pupila de Joe Mantegna, a la que hemos visto en series como Médium, Mentes criminales o Vida secreta de una adolescente.
Otra aspirante a actriz es Rumer Willis (hija de Bruce Willis y Demi Moore). A sus 21 años ha hecho pequeñas incursiones en cine y tele: Army Wives, CSI Nueva York o 90210, en la que durante varios episodios interpretó a una lesbiana punk que trabajaba en el periódico del instituto.
Siendo adolescente, Sarah Biasini se rebeló para no seguir los pasos de su madre, Romy Schneider. Años después debutó en el telefilme Julie, chevalier de Maupi, un título que le dio alas. Al final la genética hizo su trabajo.
El relevo generacional
En nuestro país, muchos hijos de actores han terminado desarrollando las mismas aptitudes artísticas de sus progenitores. La hija de Lolita, Elena Furiase, triunfa en televisión con El internado. Otro nombre que suena mucho es el de María Esteve, la hija de Pepa Flores yAntonio Gades, a quien vemos cada domingo en Doctor Mateo. Pero también son conocidos Marina San José (Ana Belén y Víctor Manuel), Rodolfo Sancho (Sancho Gracia), Eloy Azorín (Eloy Arenas) o Manuel Feijoo (Rita Irasema).
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