"Llamamos a la Policía cada fin de semana, pero nos dicen que no tienen medios... y a nosotros nos toca aguantar el ruido y la suciedad", se queja una vecina de la calle Uncastillo. Al igual que ella, decenas de vecinos del entorno del parque de Miraflores se ven obligados a soportar las molestias que ocasiona el botellón, que a pesar de la entrada en vigor de la nueva regulación municipal, sigue quitando el sueño a muchos ciudadanos.

Las multas, que pueden llegar a los 1.500 euros, han logrado dispersar a muchos de los jóvenes que practicaban botellón en espacios abiertos (como la plaza de los Sitios o la de San Felipe). Sin embargo, ha provocado que los que beben en la calle se hayan movido a zonas más oscuras y recónditas, muchas veces incluso debajo de las ventanas de los propios vecinos.

"Se ponen a beber en los huecos entre los coches, junto a los muros, en las calles más oscuras e incluso se meten en los bajos de las viviendas", explica Fernando Herranz, de la asociación de vecinos Parque Miraflores.

El problema va más allá, porque además de los ruidos, los vecinos tienen que lidiar con los residuos que dejan los botellones cada noche del fin de semana, incluso encima de las aceras. "Y no les puedes decir nada, ni que limpien, porque te llegan a responder de todo", se queja Fernando. Los vecinos reclaman una mayor presencia policial y piden que se aplique la nueva ordenanza municipal.

Los vecinos de Miraflores confirman que la puesta en marcha de la ley antibotellón ha logrado dispersar a los jóvenes. Aseguran que este fin de semana se han empezado a ver más patrullas de Policía Local en coche circulando por la zona, pero se quejan de que muchos jóvenes han encontrado zonas más alejadas del parque en las que no se ve presencia policial.