Sergio Rivero Hernández, el jovencito con cara de niño cuya efigie ocupa las carpetas de las quinceañeras de toda España, se hizo con el triunfo. El público, con un 53,81 % de los votos, decidió que él debía ser el ganador.

Interpretó tres temas “Never gonna give you up”, de Rick Ashley, “Oye, Mar” de Chayanne y “Otro días más sin verte”. Se lleva trescientos mil euros como adelanto a cuenta de sus futuros éxitos discográficos y el honor de representar a España en el Festival de Viña de Mar.

La cacereña Soraya, tal vez demasiado segura de sí misma, tensa e impaciente, declaró durante el programa que nada le iba a parar. Resultó sorprendente su reacción cuando conectaron con su pueblo, Valencia de Alcántara, en cuya plaza se congregaban sus entregados paisanos.

Soraya, avergonzada, bajaba la cabeza, y no hizo el menor caso a su prima, que se desgañitaba dándole ánimos, ni tampoco a una señora “que se llama Carlichi, creo”.

El peor parado fue Víctor. El heavy reconvertido en light programa tras programa no tuvo una buena noche. Le sobró suavizante en el pelo y le faltó convencimiento a la hora de interpretar el “7 Vidas” de Antonio Flores.

Aunque se superó en el tema “With a little help from my friends” ni su potente voz ni su indudable talento le sirvieron para llegar a la final.

Todo bajo control

Sergio, ex cajero  en un hipermercado de Las Palmas de Gran Canaria, rompió en lágrimas al saber que era el ganador. Le espera una importante carrera discográfica tras ganar un concurso que ha estado marcado por la polémica.

Las acusaciones de tongo tras la expulsión de Idaira, a quien apenas enfocaron las cámaras durante la primera fase del programa marcaron una gala densa y triste.

La gran virtud y el peor defecto de Jesús Vázquez como presentador es que no sabe disimular. No así el público o los figurantes, que cumplieron perfectamente con el papel asignado.

El realizador siempre pinchaba a la cámara que enfocaba a las mismas niñas emocionadas. Los espectadores recordarán durante meses el sombrero de ganchillo que llevaba una de ellas. Faltaron los gritos espontáneos y el entusiasmo desbordante de otras finales de OT .Todo estaba demasiado controlado. Y no era para menos. La Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) solicitó el martes a la Secretaria de Estado de Telecomunicaciones que investigara las presuntas irregularidades cometidas en  las votaciones que provocaron la expulsión de Idaira el jueves pasado.

Por mucho que Gestmusic se querelle contra quienes pongan en duda su honestidad en el proceso de votaciones, la credibilidad del concurso ha quedado seriamente dañada.

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