Dado que la Guardia Civil registra los maleteros de los vehículos en los puestos fronterizos con Melilla, los transportistas se las ingenian para habilitar huecos bajo los asientos e incluso en la zona del motor, donde ya ha sido localizado algún inmigrante.

El presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos (APDH) en Melilla, José Alonso, explicó que estos conductores "se ofrecen a los subsaharianos que están ocultos en los montes marroquíes fronterizos para pasar la frontera, aunque son muy pocos los que pueden pagar esa cantidad".

Añadió que el canon por este viaje se ha incrementado a 1.400 euros desde que, tras los asaltos en masa al perímetro fronterizo, miembros de la Gendarmería Real, la Mejatnía, el Ejército y la Guardia Civil custodian la doble valla, con apoyo de dos helicópteros.

El presidente de la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein), José Palazón, confirmó este dato y añadió que los subsaharianos pueden verse ahora empujados a recurrir a las mafias que organizan viajes en patera hacia la costa peninsular, si bien apuntó que "pocos tienen dinero para pagar ese viaje".

La ruta hacia Europa, en euros

Llegar hasta Nador, provincia marroquí fronteriza con Melilla, desde Mali, Nigeria, Senegal o Ghana, les cuesta a los subsaharianos unos 200 euros que pagan a varios transportistas con los que atraviesan distintos países hasta que llegan a Ouxda, a unos 150 kilómetros al Sur de Nador, tramo que recorren a pie.

Así lo indicaron varios de los que consiguieron ingresar en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla, entre ellos un maliense que tardó un año en hacer el recorrido porque "para conseguir dinero para cada tramo" trabajó en distintos países del itinerario.

Aseguraron que "no se trata de mafias organizadas", aunque existe "una red de conductores" con los que hacen el recorrido por tramos hasta Ouxda y cuyos números de teléfono corren de mano en mano, además de contar con el asesoramiento de quienes ya han hecho el viaje.

Una vez en Nador el objetivo es saltar la doble valla, operación que pocas veces hasta el pasado septiembre intentaron hacer en masa y que estudian cuidadosamente desde sus refugios en los bosques.

A las fuerzas de seguridad les sorprendió la "perfecta planificación" con la que diseñaron los últimos asaltos masivos, organizados en grupos por nacionalidades y coordinados entre sí para hacerlo "a la misma hora y por distintos puntos" para que lograse pasar el mayor número posible de inmigrantes, informaron a Efe fuentes del dispositivo de vigilancia.

Ahora que el impresionante despliegue a ambos lados de la doble valla ha hecho desistir por el momento a los subsaharianos en su intento de saltarla -la última avalancha de inmigrantes se produjo el pasado 6 de octubre-, todos se preguntan cuál será el próximo método que ingenien para lograr su objetivo, mientras los inmigrantes abandonan Nador en dirección Sur para volver a intentarlo cuando se reduzca el control.

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