Dos años después de anunciar "el cese temporal de la convivencia", los duques de Lugo están ultimando los trámites para poner fin oficialmente a su matrimonio. Así, al menos, lo indica esta semana la revista Lecturas, y después de que varias publicaciones especularan sobre esta posibilidad.

La infanta Elena y Jaime Marichalar han dejado transcurrir estos dos años con el objetivo, subraya el semanario, de que sus hijos, Felipe Froilán (11 años) y Victoria Federica (9) fueran asimilando la nueva realidad familiar, así como de dejar un plazo a una posible reconciliación. Sin embargo, ésta no ha sido posible y ahora la pareja considera que ha llegado el momento de solicitar el divorcio.

Desde la separación física de los duques, los pequeños han vivido con su madre, pero han visitado con frecuencia a su progenitor. Éste, por su parte, ha seguido viviendo en el que era el domicilio conyugal, mientras que la hija mayor de los Reyes -que hace poco fichó como directora de la Fundación Mapfre- se mudaba primero a una casa de alquiler y, después, adquiriría un amplio ático en el barrio madrileño de Niño Jesús.

¿Importa el título?

A pesar de que el duque de Lugo ha permanecido alejado de los actos oficiales desde noviembre de 2007, sí ha mantenido su título. Sin embargo, una vez que se divorcie, no podrá conservar esta distinción.

Este hecho ha provocado ríos de tinta en las revistas del corazón. Algunas de ellas aseguraban que Marichalar se negaba a renunciar a este honor nobiliario y ésta era una de las razones por lo que el proceso divorcio se había ralentizado.

Declaraciones de la familia Marichalar recogidas por La Otra Crónica desmentían hace unas semanas este extremo: "Jaime no exige seguir siendo duque de Lugo ni está pidiendo otros honores nobiliarios a cambio del divorcio. Esos comentarios nos duelen porque son falsos. Además, es conocerle poco a él y conocer poco a don Juan Carlos. A ver quién le echa un pulso al Rey".