La delincuencia juvenil se ha multiplicado nada menos que por cinco en los últimos diez años en Castilla y León. Los delitos y faltas protagonizados por menores de edad, de 14 a 17 años, han pasado de 278 en 1998 a 1.404 el año pasado, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

La radiografía de las infracciones de menores ha cambiado por completo tras la modificación de la ley en el año 2000. Si antes los hechos delictivos cometidos por chavales de 14 años, límite de la edad penal, eran casi testimoniales ahora suponen el 17%. La cifra ha mejorado respecto a 2007 cuando llegaron al 23%.

Durante el año pasado hubo más delitos –781– (sobre todo robos, pero también lesiones, orden público, contra la seguridad colectiva, cuatro homicidios...) que faltas –623– (especialmente hurtos). Siete de los delitos fueron contra la intimidad y el derecho a la propia imagen.

La justicia logró condenar el año pasado a 983 menores (807 chicos y 176 chicas), 29 más que el año anterior. Para casi todos fue su primera condena por delinquir, aunque en 150 casos fue la segunda y en 40, la tercera. Se da la circunstancia de que constan otros 40 adolescentes para los que supuso su cuarta condena.

El 86% de las infracciones las cometen españoles. La presencia de los extranjeros en la estadística ha disminuido al pasar del 16% de 2007 al 14% del año pasado.

Trabajos en favor de la sociedad

Los menores suelen ser condenados a realizar trabajos en beneficio de la sociedad (en el servicio de limpieza, por ejemplo). Ésa fue la opción elegida el año pasado por la justicia en el 32% de los casos.

Sin embargo, el juez también recurre en numerosas ocasiones a la libertad vigilada del menor, a su internamiento en régimen semiabierto o a permanecer arrestado el fin de semana, según la gravedad.