El Día de Difuntos: entre las tradiciones ancestrales y las nuevas tecnologías

  • Las tradiciones ancestrales dan paso a nuevas formas de ver la muerte.
  • Los ecofunerales están poco desarrollados por una legislación caduca.
  • Coches ecológicos fúnebres, de color verde, circulan ya desde junio.

El día grande de los últimos hermanos Fossores de la Misericordia, una orden religiosa dedicada a cuidar los cementerios y orar por los muertos, es el de los Difuntos, una jornada que sobrevive a medio camino entre las tradiciones y una nueva cultura asociada a las nuevas tecnologías o a tendencias como el ecologismo.

"El cementerio es una prolongación de la casa en la que vivimos", cuenta Fray Tobías, uno de los cinco hermanos Fossores que cuidan el cementerio de Guadix, la localidad granadina en la que en 1953 fue fundada esta orden cuya labor es enterrar a los muertos y rogar por los vivos y difuntos.

La idea de esta orden, que establece sus conventos en las proximidades de los camposantos o en su interior, fue de Fray José María de Jesús Crucificado, que quedó fascinado por la lectura del Libro de Tobías en el Antiguo Testamento, donde se narra la vida de Tobit, que enterraba por las noches a los muertos abandonados en contra de la voluntad de su rey.

Fray José María vive postrado en una silla de ruedas a pesar de que hace once años, mientras residía en el cementerio mallorquín de Felanixt, un médico "no le diera más de tres meses de vida". Llegaron a tener siete comunidades repartidas por todo el territorio nacional -en los cementerios de Jerez de la Frontera, Huelva, Vitoria, Pamplona o Mallorca-, pero ahora sólo quedan once hermanos Fossores.

Ecologistas hasta la muerte

Mientras los Fosorres velan por tradiciones ancestrales, una nueva cultura, la del "ecofuneral", avanza tímidamente en España. Urnas biodegradables de sal, arena o gelatina, coches fúnebres eléctricos o ataúdes biodegradables son las últimas incorporaciones del sector funerario.

"El principal problema es la legislación española, antigua y anquilosada, que impide desarrollar el concepto de ecofuneral", denuncia Jordi Miralles, presidente de la Fundación Tierra. En 2007, el Gobierno preparó un proyecto de Real Decreto para regular los enterramientos y las incineraciones, pero fuentes del Ministerio de Sanidad informan que el borrador no fue finalmente aprobado y se optó porque fueran las comunidades autónomas las que desarrollaran su propia norma.

No obstante, las empresas funerarias se han apuntado a la ecología y comercializan ya urnas biodegradables, que no usan resinas o elementos químicos y están elaboradas con sal o gelatina -que se deshacen en el agua- y tierra, que incluye además una semilla que crece cuando se entierra.

El primer coche ecológico fúnebre, de llamativo color verde, circula desde junio por Alcoy (Alicante), "con un ahorro de emisiones a la atmósfera que no tiene parangón con un coche tradicional", explica el director de Márketing de ASV, Víctor Humanes.

Otra de las dificultades, según Miralles, es que -a diferencia de lo que sucede en otros países europeos- muchos españoles tienen un seguro de vida, por lo que "al final quien decide cómo será su funeral no es la persona sino la empresa aseguradora". La sepultura sigue siendo la opción mayoritaria de los españoles, pero "las incineraciones se incrementan cada año y representan ya el 35 por ciento", apunta Humanes.

Perfiles 'fúnebres'

La tradición de acudir al cementerio para colocar flores en la lápida del fallecido se desplaza a Internet, donde la red social Facebook permite a los familiares mantener los perfiles de los fallecidos a modo de "memorial".

"Cuando alguien nos abandona, no desaparecen nuestros recuerdos", escribe en su blog Max Kelly, jefe de seguridad de Facebook. "Para reflejar esta realidad, hemos creado la idea de perfiles conmemorativos como un lugar donde la gente pueda guardar y compartir los recuerdos de quienes han muerto", añade.

A estos perfiles fúnebres, sólo pueden acceder los amigos del difunto, que también lo podrán localizar en su buscador. Precisamente, son los familiares y amigos quienes deben solicitar que el perfil del fallecido albergue este memorial póstumo.

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