Los trabajos de ampliación de la estación de metro de Ópera que efectúa la Comunidad han sacado a la luz una concentración de restos arqueológicos del siglo XVII. Se trata de la Fuente de los Caños del Peral, de más de 30 metros de longitud, ideada por el primer arquitecto del Monasterio de El Escorial, Juan Bautista de Toledo, y un acueducto de ladrillo que surtía de agua al Palacio Real.

Ambos hallazgos se encuentran en un excelente estado de conservación. La Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno regional y Metro de Madrid están estudiando el proyecto de integración de parte de estos restos en la nueva estación del suburbano.

El estado de conservación de los restos arqueológicos, tanto de la primera fuente monumental de Madrid como del acueducto, permite tener una idea muy aproximada de cómo era esta zona de la capital antes de la creación, en 1809, de la actual Plaza de Isabel II.

Tropezón

Los hallazgos "van a servir para confirmar cómo era el sistema de abastecimiento de agua de Madrid en el siglo XVII y a partir de ahí la evolución que ha tenido", ha explicado el vicepresidente de la Comunidad de Madrid y consejero de Cultura, Ignacio González, durante una visita a las excavaciones.

Durante su visita, al final de uno de los dos tramos más largos de escaleras metálicas por las que se accede a las excavaciones de la fuente, a nueve metros de profundidad, González se golpeó levemente la cabeza, perdió el pie y cayó al suelo de arena removida.