La ordenanza antibotellón, que ha entrada en vigor este pasado fin de semana, ha logrado dispersar a los jóvenes, a pesar de no haber supuesto casi ninguna multa. La Policía se ha limitado a avisar durante los dos primeros días en los que se ha puesto en marcha esta nueva medida, pero ha conseguido que los jóvenes no se congreguen en las zonas habituales (plaza de los Sitios, San Felipe o parque Miraflores) y muchos se han dispersado por calles menos transitadas.

Fuentes de la Policía informaron a 20 minutos que casi no hubo multas este fin de semana. Sin embargo, ni el Ayuntamiento ni la jefatura de policía han querido confirmar los datos.

«Ha habido una ligera mejora. Este fin de semana casi no ha habido botellón, aunque sí que hemos notado que la gente se ha escondido más y se ha dispersado. Ahora esperemos que la Policía siga con esta labor», así lo explica Fernando Herranz, vecino del parque Miraflores.

La Policía, que desde hace años vigila el botellón, hasta ahora sólo podía multar en caso de vandalismo, ruido o suciedad. Con la nueva ordenanza, podrá multar por el simple hecho de beber en la calle, con multas de hasta 1.500 euros. «Antes de multar, intentaremos que se disuelva. Hay que aplicar el sentido común y no sancionar cualquier cosa», explican fuentes policiales.

La ordenanza ha empezado a funcionar justo después de unas fiestas del Pilar polémicas, en las que la oposición ha acusado al Ayuntamiento de haber convertido las fiestas «en un botellódromo», debido a la escasez de oferta lúdica para los jóvenes.

Durante los festejos, el botellón se extendió por media ciudad, e incluso llegó a zonas donde nunca se había producido. «Son las fiestas en las que más botellones he visto. Se produjeron hasta en el Paraninfo», explican fuentes policiales.