
La incógnita sobre la sonrisa de La Gioconda, de Leonardo da Vinci, se resuelve en nuestro cerebro, en concreto en la zona encargada de decodificar la información procedente de la vista, informan desde New Scientist.
Esta es la conclusión de un grupo de neurocientíficos de la universidad alicantina Miguel Hernández, que afirman que la percepción cambiante de los rasgos físicos de la 'Mona Lisa' se debe a la transmisión de información por diferentes canales, desde las células de la retina a la zona del cerebro encargada de su procesamiento.
Estos canales se encargan de analizar el tamaño, la claridad, el brillo y la ubicación de diferentes objetos de nuestro espacio visual. "En ocasiones, un canal le gana al otro y vemos una sonrisa; a veces otros le ganan y no vemos una sonrisa", explica Luis Martínez Otero, uno de los científicos que han llevado a cabo la investigación.
El dinamismo de los trazos pintados por el genio del Renacimiento provoca que la información se codifique unas veces por un canal y otras por otro, lo que explicaría las variadas sensaciones que se experimentan al contemplar la pintura.
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