El segundo fin de semana del pasado mes de julio, el primero en Málaga sin botellódromo, la Policía Local interpuso 240 sanciones por beber alcohol en la calle. Las multas llegaron a las 600 en el primer mes con el Paseo de los Curas abierto al tráfico por las noches. En cambio, el pasado fin de semana, sólo se contabilizan 80: 40 el viernes y otras 40 el sábado: un 77% menos que a principios de julio.
Precisamente en la época que se preveía más activa, con la vuelta de la comunidad universitaria, el Ayuntamiento se mostró ayer muy satisfecho con las cifras recabadas, sobre todo, porque «los jóvenes acuden mucho antes a los bares» y las concentraciones para beber en la calle son de pocos integrantes, matiza Mario Cortés, director del Área de Juventud del Consistorio. «Los datos de la Policía y Limasa nos dicen que el botellón en la ciudad es mínimo», remata.
Aun así, tres localizaciones de la capital siguen acogiendo botellones desde la prohibición municipal: Mundo Nuevo (en la falda de la Alcazaba), los jardines de Puerta Oscura y la plaza de El Ejido. Además, algunos grupos buscan zonas aisladas, casi sin vecinos y con poca iluminación, para intentar saltarse la legislación. Por eso, el Ayuntamiento no ha puesto fecha final al costoso despliegue policial (50 agentes).
La apuesta en favor de compatibilizar el ocio nocturno con el descanso de los vecinos del centro es clara, ya que el pasado fin de semana 13 jóvenes fueron sancionados por hacer más ruido del permitido en plena calle. Cortés explica que la mayoría de ellas se han puesto a jóvenes que van gritando por las calles de madrugada.
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