No cabe duda de que el lenguaje es una de las características más importante del ser humano. Es el vehículo con el que nos comunicamos y como ya decía el filólogo Lázaro Carreter la imagen del mundo se amplía gracias al lenguaje.
Aunque durante un tiempo brillaron por su ausencia, la pequeña pantalla brinda cada vez más espacio a los programas que ponen a prueba la habilidad lingüística de la audiencia. La clave es que no hace falta ser un sabiondo para acertar las respuestas.
Quizás este sea el motivo por el que algunos festejan cumpleaños estos días. Password (Cuatro) alcanza hoy sus 300 emisiones y reúne a sus mejores participantes en dos especiales para competir por un bote de 50.000 euros.
El léxico también caló en los espectadores con Hablando claro, un programa que emitió TVE en los años 80 y que tuvo a una joven Ana García Siñeriz entre sus conductores. Recogió el testigo Más que palabras, un espacio que desgranaba el idioma de forma divertida. Otro veterano concurso fue Lingo (La 2), con Ramoncín al frente.
El uso del lenguaje interesa a todos, con independencia de la clase social o profesión. "Una vez fueron a atracarme y cuando se dieron cuenta de que era de Cifras y letras terminamos hablando sobre lo mucho que se ve el programa en las cárceles", añade Elegido.
Deterioro del lenguaje
No obstante, los especialistas alertan sobre que cada vez se utiliza menos vocabulario, lo que conlleva un fuerte deterioro del lenguaje. En ese sentido, Elegido explica que "de los cerca de 82.000 términos contemplados en el diccionario las personas están tendiendo a utilizar 1.000 como mucho".
Los concursos sobre el lenguaje ayudan a enriquecer el vocabulario por lo que además de entretener forman. "Ya que hay otro tipo de programas que nos producen cierto rubor a algunos, está bien que existamos porque sería un oprobio absoluto que no viviéramos", comenta "el profesor" de Cifras y letras, quien también participó en Tírame de la lengua un espacio didáctico para niños.
Pero la televisión también puede destrozar el idioma. Consciente del poder que tienen los medios audiovisuales, Castro se muestra preocupado por la forma soez en que los concursantes de algunos realities se expresan ante la audiencia. "Se transmite la sensación de que eso es normal y me encuentro con gente a la que le da vergüenza hablar con propiedad y parecer culto".
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