Cuando la casa se convierte en un auténtico zoo

Controles sanitarios: A partir del sexto animal, el propietario debe tramitar la licencia de núcleo zoológico, un instrumento de la Administración para asegurar sus condiciones sanitarias.
<I></I>
Jorge París
<I></I>
«Dedico más tiempo a mis animales que a cualquier otra cosa», afirma orgullosa Arantxa, una madrileña que comparte piso con dos perros, una gata y una tortuga. Su amor por ellos ha transformado su casa en un zoo, una forma de convivencia que requiere mucha dedicación y cuidados, pero que merece la pena. «Me dan una satisfacción que compensa los esfuerzos», asegura.

Su historia comenzó hace 15 años con Roche, un cocker marrón que fue «el capricho de la niña». Más tarde llegaría Peris, un perro albino recogido hace tres años en un albergue. «Vino a casa para curarse y se ha quedado», afirma la madre de Arantxa, que le ayuda con los animales cuando ella no está. A él le siguió Luci, la gata ciega que encontró en una escuela, y la tortuga, «la que menos guerra nos da». Y seguramente vengan más.

Licencia para cuidar

Eso sí, si quiere seguir ampliando la familia, pronto tendrá que tramitar una licencia de núcleo zoológico. Para los hogares con más de cinco mascotas, las comunidades autónomas establecen un control a través de este permiso, renovable cada año, para que se cubran las normas de higiene, sus cuidados y necesidades, como la vacunación o la esterilización, una medida que, según esta enamorada de los animales, «es fundamental para ayudar a frenar los abandonos de perros y gatos».

Al hablar de convivencia, Arantxa echa por tierra el mito de perros y gatos: «Cada uno tiene su sitio y sabe hasta dónde puede llegar», asegura, aunque reconoce que «algunas veces se gruñen por una galleta».

Arantxa tiene claro que la adopción es la mejor manera de conseguir una mascota. «Mucha gente tiene miedo a coger animales callejeros o adultos, pero hay que probar. Te puedes llevar sorpresas muy agradables».

Cuidado con los vecinos

A la hora de convivir con animales también es importante tener en cuenta al vecindario donde viven. Conseguir que la convivencia entre ellos sea pacífica y silenciosa y recoger siempre sus excrementos pueden ahorrarnos más de una disputa con el resto de propietarios.

«Las quejas por los ruidos de animales es uno de los problemas más habituales entre vecinos», señala Antonio González, asesor de la Asociación de Gestores Inmobiliarios de Madrid. «Es un problema difícil de resolver, ya que, a diferencia de otro tipo de ruidos, éstos son más difíciles de controlar», asegura.

Por eso conviene acostumbrarlos desde el principio a ser respetuosos.

Cuéntanos tu caso. Escríbenos a: vivienda@20minutos.es

Mostrar comentarios

Códigos Descuento