Henri Guaino, asesor especial del presidente francés, Nicolas Sarkozy, tachó este jueves de "indigna" una polémica que se ha generado en torno a la confesión que hizo el ministro de Cultura, Frederic Mitterrand, en su autobiografía (publicada en 2005), en la que admitía haber pagado por acostarse con "chicos jóvenes" en países asiáticos.

Guaino declaró a la cadena de televisión France 2 que no ve "dónde está el problema, no veo por qué se crea una polémica tan patética como ésta con tanto retraso".

En su libro, el ministro reconoce que "tenía el hábito de pagar por chicos" y añade que su atracción por este tipo de prostitución continuó después de conocer "los sórdidos detalles de este tráfico" sexual. "El mercado de la esclavitud me excitaba muchísimo (...). La abundancia de chicos jóvenes muy atractivos e inmediatamente disponibles me situaba en un estado de deseo".

Apoyo de Sarkozy

Sarkozy ya había leído la autobiografía del sobrino del ex presidente François Mitterrand cuando le nombró ministro a el pasado mes de junio y declaró al periódico Nouvel Observateur que, a su juicio, el libro, titulado La mala vida, era "valiente y talentoso".

El ministro del Interior, Brice Hortefeux, afirmó este jueves en la emisora RTL que Mitterrand es "una personalidad interesante y reconocida unánimemente por sus competencias". Al ser preguntado sobre el turismo sexual que el ministro ha confesado haber practicado, Hortefeux afirmó desconocer si realmente lo ha hecho.

Sin embargo, la vicepresidenta del partido ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, considera que Mitterrand tiene que dimitir para que Francia recupere su integridad moral.

El portavoz del Partido Socialista, Benoît Hamon, criticó por su parte que "en un momento en que Francia se ha comprometido con Tailandia a luchar contra la plaga que es el turismo sexual, resulta que hay un ministro del Gobierno que explica que él mismo es un consumidor".

No obstante, la secretaria general del partido, Martine Aubry, que asegura no haber leído el libro, expresó no poder "imaginar ni por un momento" que Mitterrand "haya podido hacer apología del turismo sexual".