El reto: limpiar cuerpo y alma. Lo consiguen con reuniones entre amigos, oración en las mezquitas, ayuno y nada de alcohol ni sexo. Dura aproximadamente un mes. Es el ramadán, tiempo para conmemorar la revelación del Corán a Mahoma. Los musulmanes orientales comenzaron ayer, los occidentales lo harán hoy. En Sevilla más de 7.000 personas lo practican. «Te cambia el ritmo de vida normal, pero merece la pena», dice Malik Ruiz, portavoz de la Asociación Mezquita de Sevilla.
Jalid Nieto. 47 años.
«Me he levantado a las 5.30 horas para hacer el suhur (desayuno). He tomado tostadas con huevos. Luego, como todos los días, he llevado a los niños al colegio y me he ido a trabajar. Estos días son para conversar y pasarlos en familia».
Jali. 24 años.
«Yo empecé ayer. Ahora la comida pasa de ser una rutina a ser algo extraordinario. Esto te hace pensar. Lo más importante es deshacerse de la ira y sentirse en sintonía con el mundo. Es una experiencia muy bonita y gratificante».
Malik Ruiz. 35 años.
Llevo más de trece años practicándolo. En Occidente es más complicado porque a pesar del cambio en la rutina personal que supone, las sociales continúan siendo las mismas. Aun así, la reflexión es algo muy grato».
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