El trayecto recorrido por el carrito del supermercado, entre la caja y el aparcamiento, para acomodar la compra en el maletero del coche, se ha ido alargando hasta varios kilómetros y este verano se han disparado como nunca los robos de estos utensilios de carga, según ha constatado el personal de limpieza en las calles de Inusa.

Aunque no hay un recuento, obviamente, los operarios han avisado a Inusa prácticamente a diario en los meses de junio, julio y agosto al encontrar carritos, sobre todo, del Mercadona y Alcampo, según han corroborado desde Inusa, que se encarga de comunicarlo a los supermercados por si quieren recuperarlos.

El uso que hace la gente resulta de lo más variado: el pasado jueves, por ejemplo, un joven transportaba baldosas de pavimento en dos carritos por la calle Mayor, al mediodía, rodeado de transeúntes y turistas. También resulta habitual ver alguno lleno de escombros de obra, con muebles, bebidas para el botellón... o para venderlas en la playa del Postiguet.

Y hay quienes, incluso, los venden para la chatarra, cargados de desechos metálicos, en las afueras.

Desde la Asociación Nacional de Grandes Superficies (ANGED), explican que cada empresa toma sus propias medidas. Lidl, por ejemplo, encierra los carritos por la noche dentro del establecimiento, tras ver que incluso cortaban la cadena que los une para robarlos.