El Ayuntamiento de Madrid está decidido a acabar con el atolladero en que se convierten las calles del centro todas las mañanas. Para ello, quiere ir al origen de los atascos: la carga y la descarga.

Los agentes de Movilidad han recibido órdenes para multar, de forma prioritaria y sin miramientos, a los repartidores que aparcan en doble fila o en medio de la calle. También deben tener mano dura con los coches particulares que ocupan las zonas de carga y descarga, según fuentes del cuerpo.

El 57% de los vehículos comerciales aparcan de forma ilegal mientras están de reparto, según el último informe municipal de Movilidad. "Esta indisciplina complica la hora punta y dificulta el aparcamiento", según el concejal del área, Pedro Calvo. Al ocupar la calzada en calles estrechas entorpecen el tráfico y provocan un atasco continuo toda la mañana.

Chueca y Malasaña

Las zonas más problemáticas son Chueca y Malasaña (barrio Justicia), donde hay camiones descargando mercancías en los bares a todas horas.

"Nuestras calles, sobre todo Hortaleza, están más tiempo atascadas que fluidas. Se puede tardar media hora en andar 200 metros", explica José Carlos Nicolau, presidente de la asociación de vecinos.

También se colapsan todas las mañanas la zona de Noviciado (Universidad) y Latina (Embajadores). "Los vecinos están desquiciados, esto está tan saturado de furgonetas que a veces no pueden pasar ni las ambulancias ni la Policía", critica Francisco García, presidente de los vecinos de Latina.

Los causantes de esta saturación son los comercios al por mayor que inundan el barrio. "Desde que cerraron Lavapiés al tráfico se han trasladado a esta zona", añade García.

Los repartidores creen que la tolerancia cero municipal debía ir dirigida a los conductores particulares. "Si las furgonetas aparcan mal es porque las cargas y descargas están ocupadas", responde el asesor jurídico de Fenadismer, patronal del transporte.

Piden áreas restringidas al reparto

La carga y descarga se ha convertido en el principal problema para el tráfico en las calles del centro de la capital. El Ayuntamiento y los repartidores están negociando soluciones desde hace casi dos años. Los barrios de Las Letras y Lavapiés han conseguido algún avance: al convertirse en áreas de prioridad residencial, los trabajos de reparto se han acotado a tres horas durante la mañana. Ahora piden lo mismo en barrios igual de problemáticos, como Chueca, Malasaña o Latina.

Una mañana en el atasco

Las calles traseras de Gran Vía son un infierno durante las mañanas de los días laborables. Coches avanzando a paso de hormiga, cláxones sonando sin descanso, repartidores estresados y conductores indignados. 20 minutos pasó una mañana con ellos en el atasco.

c/ Hortaleza, 11.00 h

"Están todos mal aparcados, pero sólo multan a los repartidores"

La calle Hortaleza está en plena actividad. Los repartidores se apresuran para que no les multen. "Ocupan la carga y descarga y tengo que parar en doble fila", dice Francisco. "Me toca aparcar lejos e ir andando".

Hortaleza con Mejía Lequerica, 11.30 h

Furgonetas en doble fila por todo el centro

Se mire donde se mire, las furgonetas invaden las calles. Pocas están aparcadas donde deben. Pero tampoco pueden hacer otra cosa: "La alternativa es ponerme a dar vueltas..., pero el cliente quiere la mercancía ya", se queja Fabián. Mientras, Pedro aparca directamente en mitad de la calle. Para no entorpecer, un compañero saca la carga, mientras él da vueltas por el barrio para no quedarse parado. Luego vuelve a por el compañero. Aún así, los conductores que acumula detrás se impacientan. "La gente se irrita a la mínima".

Plaza Barceló, 12.00 h

"Aparca cada uno donde quiere, es una falta de respeto total"

María, controladora del SER, no da abasto para multar a los coches mal aparcados. Es el blanco de todas las iras. "La multa en carga y descarga son 180 euros. Yo me lo pensaría antes de aparcar mal, pero la gente pasa".

Hernán Cortés, 12.25 h

"Esto es un infierno, no sé por qué la gente coge el coche"

Los únicos que parecen felices son los peatones, como Irene. A su lado los coches pitan, así que se alegra de no estar en ese "infierno". "Lo que conviene es venir andando o en metro, no sé por qué la gente coge el coche".

C/ A. Figueroa, 13.00 h

"Llevo media hora, los camiones paran en medio de la calle"

El vehículo de Gonzalo avanza unos metros y se para. Otra vez a esperar. Detrás de él, una cola interminable. "Entré aquí por error y ya no puedo salir. Los repartidores no tienen dónde aparcar y se paran en medio".

Fotos: Jorge París.